La campaña electoral arranca con dos grandes tendencias demoscópicas: por una parte, los contrarios a la independencia se movilizan y concentran voto en Ciudadanos (Cs); por otra, el independentismo no acaba de movilizarse y reparte el voto entre tres candidaturas.

Con el debate sobre el 155 y la intervención de la Generalitat en el centro, el panorama electoral se tensa, otra vez, hacia una polarización de las posiciones ideológicas de cada partido. El partido político más afectado por esta coyuntura es Catalunya En Comú Podem. Los Comuns tienen su votante más disperso en el eje nacional; por eso, cuando este predomina en campaña, sus votantes tienden a votar a partidos políticos más claros respecto a su posicionamiento nacional. Por este motivo, los Comuns sufren fuga de votos hacia ERC y CUP, por un lado, y hacia el PSC por otro.

Uno de los problemas de la campaña de los Comuns es el pacto y blanqueo político que han llevado a cabo los últimos años con el PSC. No tenemos que olvidar que muchos votantes del PSC se marcharon a los Comuns, decepcionados con la política socialista. Una vez blanqueada y, por lo tanto restaurada, la confianza en el PSC, es lógico que los Comuns pierdan votos socialistas en dirección a su partido originario, que, además, es más nítido en el eje nacional. Por este mismo motivo, existe transferencia de voto de los Comuns hacia ERC y la CUP de votantes con una valoración menos favorable de los socialistas. En una campaña polarizada se tiende a votar a partidos más nítidos en el eje nacional.

Es probable que en estas elecciones las izquierdas sumen mayoría de votos pero el eje nacional hará imposible su alianza, que tendría que ser "autonomista"

Según esta tendencia de los Comuns, podríamos llegar a pensar que PSC y ERC son los partidos más beneficiados en estas elecciones. No es así. Sí es cierto que ERC todavía lidera las encuestas electorales y el PSC se ha reavivado, pero las tendencias son claras: la candidatura de Carles Puigdemont arrastra votante republicano a Junts por Catalunya y el voto útil anti-independentista acarrea al sector más españolista del PSC hacia Cs.

La CUP, sin embargo, no lo tiene mucho mejor que el resto de partidos de izquierdas, ya que en el 2015 tuvo mucho voto prestado de ERC. Por eso, sus expectativas están todavía lejos de ser semejantes a las de aquellos comicios. Pese a esta realidad, hay que destacar que las últimas tendencias demoscópicas indican que decae el traspaso de votos hacia ERC y que, muy posiblemente, la CUP quede por encima de un PP completamente comido por Cs.

Es probable que en estas elecciones las izquierdas sumen mayoría de votos, pero el eje nacional hará imposible su alianza, que tendría que ser "autonomista". ERC todavía lidera, sin embargo, cada vez con menos distancia del resto; el PSC pierde comba y podría mantenerse en votos como el 2015; los Comuns se hunden y tocan tierra electoral; mientras que se abre una tendencia favorable hacia la candidatura de la CUP, que sube desde expectativas electorales bajas. Si ERC y los Comuns siguen estas tendencias, ¿puede la CUP recuperar los votos del 2015 y pasar al PP y a los Comuns?

En resumen, las izquierdas catalanas empiezan la campaña con el pie izquierdo. Su mejor expectativa actual es mantenerse en votos sin posibilidad de un acuerdo porque la coyuntura política obliga a alianzas nacionales.

Sergio Castañé es politólogo, master en análisis político. Consultor y técnico del Observatori Socioeconòmic d'Osona.