Si el pueblo catalán no se deja tomar el pelo por el teatro del Estado español y los malotes del PDeCAT, pronto veremos que todo era un magnífico show de Truman, empezando por el despliegue de la policía y la actuación de los fiscales. También veremos que todas las revoluciones que ha habido en Catalunya desde el siglo XVII tenían como motor de fondo la lucha por la independencia.

Ya dije hace tiempo que Rajoy hace un tufo magnífico de general Berenguer —figurita fracasada que propició el advenimiento de la República y que los jóvenes líderes del PP ni siquiera saben quién es—. Las comparaciones que la prensa de Madrid hace con el 6 de octubre no resultan convincentes cuando ves a los bomberos, los estibadores, las monjas, los campesinos y los universitarios defendiendo el referéndum.

El Tribunal Europeo de los Derechos Humanos ha aceptado a trámite una demanda contra el fiscal general del Estado. El Ministerio del Interior ha retrocedido y ha renunciado a precintar las escuelas antes del fin de semana, como ordenaba el fiscal, para no encontrarse con una desobediencia masiva que dejara la justicia española en evidencia, antes del 1 de octubre.

Como remarcaba The New York Times, Donald Trump podía haber calificado el referéndum de ilegal, en la reunión con Rajoy, y no lo hizo. La Legión no puede subir por la Rambla cantando "Huevos a la asturiana, gallina a la catalana" como en 1934. Todo lo que tiene España para parar la autodeterminación son algunos supervivientes suicidas de la CiU del tres por ciento y algunos jueces y fiscales que prevarican a cuenta del Estado.

La vieja CiU todavía incide en la dirección de la ANC y de Òmnium. Las instrucciones de la ANC que piden a la gente que haga colas ordenadas en los colegios parecen escritas por un antiguo autonomista con complejo de virrey. El mundo del tres por ciento, y algún sector del PDeCAT, busca crear la imagen de una gran manifestación, pero los dispositivos para celebrar el referéndum están preparados, y sobra gente para llevarlo a cabo.

Este fin de semana se verá que el pueblo catalán es cien mil veces mejor que sus políticos, entrenados para confundir los valores más elementales en nombre de una falsa convivencia y una falsa paz. El domingo los esclavos que hablan la lengua de su amo tendrán que aprender que no hay victoria si no sabes que a veces hay que mentir a los opresores para poder decir la verdad.  

A diferència de lo que pasó en el 9-N, la participación del referèndum ja la podria saber qualquiera hoy mismo, basta que unos cuantos catalanes lleguen a votar. Si un grupo de SS entran en la casa de un cristiano i le preguntan si tiene judios escondidos, la única respuesta buena es que no hay. Por el mismo motivo, el gobierno de la Generalidad solo debe de contar la participación de los colegios que puedan abrir. Cualquier otra alternativa seria alimentar el mal.