"No lo harán, no lo harán y no lo harán". "No habrá referéndum con garantías jurídicas y vinculantes". "No habrá referéndum el 1-O, ellos lo saben y no se puede engañar a la población". Estas son solo algunas de las muestras de afirmaciones que el delegado del gobierno español en Catalunya, Enric Millo, ha soltado —otra vez— en El Matí de Catalunya Ràdio para ratificar que el gobierno de Mariano Rajoy tiene claro que no se votará y que, precisamente por eso, hasta el 2-O no podrán mover ficha.

Su argumento es que, aunque la votación no se celebrará —siempre según el punto de vista de Millo—, "desde que Puigdemont decidió fecha, ha bloqueado un periodo de tiempo y hasta que no pase el 1-O no podremos negociar". Y, además, ha asegurado que "todo eso les pasará factura cuando haya elecciones autonómicas".

Ahora bien, a pesar de ir repitiendo varias veces que en 32 días no habrá urnas, el delegado del Gobierno se ha mostrado visiblemente perdido a la hora de argumentar qué pasos darán los de Rajoy si finalmente se vota el referéndum. Justamente por eso ha sido preguntado y repreguntado en varias ocasiones sobre el plan del ejecutivo estatal para el 1-O y, finalmente, ha tenido que reconocer que "no se me ocurre otra manera que impedir la votación físicamente".

Amenazas

Sin embargo, el delegado español ha insistido por activa y por pasiva a lo largo de los más de 45 minutos de entrevista en su convicción de que, si el Govern no explica qué modus operandi utilizará para llevar el referéndum a cabo, es precisamente porque "sabe que lo que quiere hacer, no se puede hacer" y, además, "el órgano que tiene que admitir a trámite la ley no lo ha hecho". Estas muestras de "anuncios y papeles", sin que nadie dé "ningún paso", son indicios suficientes para el Gobierno para tener bien claro que el 1-O no habrá urnas en los colegios.

Por todo eso, lo único que el gobierno estatal puede ofrecer en estos momentos es "la garantía de que en Catalunya se cumple la democracia y nadie se saltará la ley". Y, para asegurarse, Millo ha vuelto a amenazar con los tribunales porque, ha asegurado, "las consecuencias dependerán de la justicia".

Eso sí, la solución que propone es la misma que hace tiempo que se oye desde las instituciones estatales desde hace meses, una situación que consideran que "solo tiene un camino de salida: dialogar". Según su opinión es el Govern quien no tiene esta voluntad y lo ha afirmado lamentándose de que desde el primer momento intentan dialogar con Puigdemont, aunque finalmente ha tenido que decir: "Se puede hablar de todo, pero no se puede someter a votación una cosa que no se puede hacer". "La única forma de resolver el problema es ir a las raíces y hablar", ha sugerido.

Visiones opuestas

Las contradicciones han estado muy presentes durante la conversación. Millo ha asegurado en un primer momento que "no ha habido desobediencia", pero en pocos según ha tenido que rectificar y hablar del 9-N que, aunque finalmente ha admitido que entonces sí que se desobedeció, también ha probado arreglar sus afirmaciones recordando que "del 2014 ya hace mucho tiempo".

Acto seguido, y después de subrayar que los independentistas "perdieron el plebiscito del 27-S" y que "imponen sus ideas absolutistas", ha tenido que acabar reconociendo que "JxSí no son miembros de una dictadura, en absoluto, porque los ciudadanos votan con libertad".

Sin embargo, para intentar justificarse, ha recordado que "la hoja de ruta tiene unos aspectos que están fuera de la ley" y ha emplazado al Govern a "encontrar fórmulas que se aproximen a lo que han puesto al programa electoral".