Un año más, las tradicionales ofrendas florales al monumento de Rafael Casanova, desde donde ondea una estelada, han dado el pistoletazo de salida a la Diada Nacional de Catalunya. A lo largo de prácticamente tres horas, el cruce de las calles Ali Bei y Ronda de Sant Pere –justo en el punto donde el entonces conseller en cap de Barcelona cayó herido el 11 de septiembre de 1714– se ha ido llenando de un mar de flores con las diferentes insignias de instituciones, partidos políticos y entidades de la sociedad civil.

Mossos d'Esquadra y Guardia Urbana han sido los primeros en presentar sus ofrendas y poco después, en torno a las 9 de la mañana, ha llegado el Govern encabezado por el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, el vicepresident, Oriol Junqueras, y el resto de consellers, entre los cuales, la titular de Presidència y portavoz del Govern, Neus Munté, y el conseller d'Assumptes Exteriors, Raül Romeva.

Pocos minutos después han hecho su ofrenda a la Mesa del Parlament liderada por Carme Forcadell, el consistorio y la diputación de Barcelona, con Ada Colau y Mercè Conesa al frente. Y después, con el permiso de PP y Ciudadanos, que no han querido realizar ninguna ofrenda al monumento, han ido desfilando los diferentes grupos políticos del Parlament así como también los sindicatos UGT y CCOO o representantes del Barça y el Espanyol como los futbolistas Andrés Iniestar y Víctor Sánchez. Todo ello ha sido acompañado por un coro que ha interpretado reiteradamente Els Segadors. Tampoco han faltado los castellers, las vueltas de los Gegants o el retumbo de tambores.

Pitada y sonora polémica

Algunos partidos políticos como Unió Democràtica y en Comú Podem encabezados por Ramon Espadaler y Xavier Domènech, respectivamente, han recibido algunos silbidos y gritos de independencia por parte del público. Pero nada ha sido comparable a la sonora pitada a la ofrenda de Plataforma per Catalunya (PxC).

Y mientras, desde el público se alternaban los gritos de independencia con los de "Fuera fascistas", los representantes del partido de extrema derecha respondían con aplausos y levantaban tan arriba como podían su bandera de España y Catalunya así como otra donde se podía leer "Respeto".