Una Constitución es un elemento indispensable para la forjar las bases de cualquier país democrático. Por este motivo, en medio del proceso catalán han aparecido varias iniciativas que ya han empezado a trabajar para implicar a la ciudadanía en su creación y plantear cómo sería esta Carta Magna catalana. Los elementos necesarios para sacar adelante estos proyectos pueden resumirse en 10 puntos.

1. La entidad centralizadora

Reinicia Catalunya es la plataforma que ha tomado la iniciativa de impulsar el debate ciudadano sobre una futura Constitución Catalana. Está formada por 13 entidades que ya han participado de alguna manera en el proyecto de creación de las bases constituyentes de un nuevo Estado. Algunas de las más multitudinarias son la Assemblea Nacional Catalana, Súmate y Procés Constituent.

Su objetivo es poder agrupar en una sola plataforma todas las herramientas de tantas entidades como sea posible, ampliando así su poder de convocatoria, red de contactos, conocimientos y recursos materiales y humanos.

2. La hoja de ruta constituyente

El adjetivo que más define el proceso por el cual se quiere crear la Constitución Catalana, según sus promotores, es “democrático”. Está previsto que haya cuatro etapas. A lo largo de este camino, el impulso del proceso constitucional nacería en el debate del pueblo e iría evolucionando hasta llegar al Parlament. Finalmente, el poder volvería a recaer en la ciudadanía con un referéndum de ratificación, en qué se podría escoger si dar apoyo a la nueva Carta Magna o no.

3. La ciudadanía

El pueblo es el encargado de motivar el debate que más tarde llegue a las instituciones. Este pasado sábado se le dio el disparo de salida con el acto de inicio de la Convenció Constituent Ciutadana Catalana. De este encuentro saldrán 14 comisiones de diferentes ámbitos temáticos, como Cultura, Educación o Salud, que se encargarán de marcar unas bases, a partir de las cuales se celebrarán debates abiertos por toda Catalunya.

La idea de los organizadores es centrar estos debates en torno a la pregunta “¿Cómo podría ser una Catalunya mejor?”, desvinculándose así de la disyuntiva “independencia sí o no”. Se partirá de la base que “se puede cambiar todo”, ya sea el Estatut, la Constitución española o la creación de un nuevo Estado.

4. El apoyo político

Una vez el debate ciudadano ya está en la agenda, hace falta saltar las barreras y entrar en el Parlament, que es quien tendría que elaborar la Constitución final. De momento, la plataforma Reinicia Catalunya ya ha abierto algunas vías de diálogo con la institución como la reunión que mantuvieron sus representantes el pasado 18 de febrero con la presidenta de la cámara, Carme Forcadell.

Reinicia también se reunió con la desaparecida Muriel Casals como presidenta de la comisión parlamentaria del Procés Constituent y con su sucesor en este cargo, Lluís Llach, para explicarles el proyecto y ofrecerles colaboración cuando la comisión empiece a trabajar.

Para la redacción de la Constitución, la plataforma propone crear una comisión mixta formada por parlamentarios y por ciudadanos aleatorios voluntarios elegidos por sorteo.

Representantes de Reinicia reunidos con Carme Forcadell / Parlament 

5. El documento

Después del debate territorial y con la ayuda de juristas expertos, se concretarán dos documentos que serán presentados al Parlament. Por una parte, estará el “libro verde”, una recopilación de propuestas legislativas o de país, sin concretar su formato. Por otra parte, se creará un “informe constitucional” que, este sí, dibujará aspectos concretos que podrían figurar en la Constitución.

Una vez pasen por las instituciones, estos documentos pueden mantenerse iguales o estar sujetos a los cambios que se crean necesarios, antes de ser ratificados por el pueblo.

6. La financiación

Las entidades que conforman Reinicia Catalunya han sido las encargadas de financiar los inicios del proyecto. De ahora en adelante, se espera recibir ayuda con donaciones económicas a través de la web y aportaciones voluntarias a las reuniones. Los fondos de la asociación vendrán de la autofinanciación, sin ningún uso de dinero público.

7. Los espacios de encuentro

Se prevé que la participación ciudadana se lleve a cabo tanto en espacios físicos como a través de la red. Se harán debates abiertos por toda Catalunya. Desde Reinicia, insisten en la importancia de que estos encuentros se celebren en varios puntos repartidos por todo el territorio y que no se concentren sólo en el área metropolitana o alrededores.

Para la organización de todos estos encuentros se utilizarán los locales o sedes de las entidades que forman Reinicia. También se celebrarán en otros espacios neutros y sin ningún sesgo político, como se hizo con el acto de presentación este pasado sábado en la Facultat de Medicina de la UB.

8. Los referentes

No hay precedentes de países que hayan trabajado en un proceso de independencia y, paralelamente, en la creación de la Constitución para el nuevo país. Sin embargo, Reinicia se basa en ejemplos marcados por países como Irlanda o Islandia.

La otra gran inspiración de la convención es el Congrés de Cultura Catalana (CCC) llevado a cabo entre 1975 y 1977. Este fue un conjunto de iniciativas y actos culturales a favor de la defensa y promoción de la cultura catalana. Sus reuniones empezaron clandestinamente todavía bajo el régimen franquista y acabaron integrando 85 entidades de todos los Països Catalans.

Clausura del Congrés de Cultura Catalana el año 1977 / FundCCC

9. La legalidad

“Absolutamente inimpugnable”. Así de claro lo tienen los representantes de Reinicia. Su proyecto de creación de una Constitución Catalana no corre el riesgo de ser llevado ante la ley, ya que se trata de una iniciativa ciudadana de la cual no deriva ninguna legislación.

Su primera etapa no será cobijada por las instituciones y, hasta que el Parlament no proponga leyes concretas, el proyecto forma parte de los derechos y las libertades del pueblo.

10. El calendario

La primera fase del debate constitucional se enmarcará entre un año y 18 meses, coincidiendo con el plazo de esta legislatura marcado por el gobierno. A partir de aquí, el calendario es incierto, ya que la iniciativa saltará al ámbito institucional y, por lo tanto, evolucionará muy ligada a los tempos políticos que puedan venir.