La salida de la prisión de mujeres de Alcalá Meco por parte de Meritxell Borràs y Dolors Bassa llegaba este lunes en torno a las 15:50 del mediodía, tras pagar la fianza, y 32 días exactamente después de ser internadas de forma cautelar por la jueza de la Audiencia Nacional Carmen Lamela el pasado 2 de noviembre. Borràs y Bassa se iban en una furgoneta color gris plateado y han exhibido de inmediato una sonrisa de felicidad a sus familias, que las esperaban a las puertas del penitenciario, junto a una multitud de diputados y senadores de ERC y el PDeCAT, que han estallado en un aplauso.

Los hijos de Bassa han subido al furgón, así como la madre de Borràs y rápidamente se han marchado de la prisión, dirección a su casa. En el otro coche estaba la comitiva de los demócratas, entre ellos, el coordinador general David Bonvehí y el diputado Carles Campuzano. Por el lado de los republicanos había el portavoz en el Congreso, Joan Tardà, los diputados Joan Capdevila y Jordi Salvador, la senadora Mirella Cortès, así como Elisenda Pérez y Teresa Vallverdú. También asistía la miembro de la Mesa del Parlament Anna Simó, y determinados miembros del Departament de Treball.

La celeridad con que el funcionario ha llevado al penal la orden de liberación ha sorprendido a los propios familiares. Estos habrían avisado a Campuzano para decirles que el proceso sería "inminente", lo que ha forzado el portavoz del PDeCAT a abandonar un establecimiento de hamburguesas donde estaba comprando comida y personarse ante de Alcalá-Meco, según ha sabido el Nacional. Precisamente, un encargado de la seguridad del partido es quien ha intentado impedir que se tomaran imágenes de las consejeras y la familia, como se observa en el vídeo, avivando el malestar de los fotógrafos.
 

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Joan Tardà, Mirella Cortès / EM
 

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Carles Campuzano, David Bonvehí / EM

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Anna Simó (de espaldas) y familiares / EM

Según fuentes jurídicas, Bassa y Borràs habían pasado este mes en el penitenciario afligidas y han preferido no hacer declaraciones a la salida del penal. Incluso, se había sabido a lo largo de este tiempo que Borràs se hizo un esguince en un pie en un accidente y tuvo que ser atendida por los servicios sanitarios. Ambas se habían apuntado a varios talleres que ofrecía una de las prisiones femeninas más antiguas de España, como el de gimnasia y cerámica, para pasar el tiempo a la espera de la resolución que las liberara, como la del juez Pablo Llarena del Tribunal Supremo, con fianza de 100.000 euros.

Así las cosas, el procedimiento judicial de las exconsejeras no termina aquí, sino que se alargará hasta cuando Llarena resuelva la causa que instruye, acusadas de los delitos de sedición, rebelión y malversación. Mientras tanto, deberán permanecer en España porque se les ha retirado el pasaporte y se han fijado comparecencias semanales ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña o al juzgado de proximidad, siendo devueltas a prisión si incumplen.