Durante muchos años, cuando ETA mataba en nombre del derecho de autodeterminación, nos dijeron que "sin violencia se puede hablar de todo". Y cuando Catalunya planteó hablar, no sólo sin violencia sino con toda la paz del mundo, el argumento se les deshizo como un azucarillo y lo dejaron estar.

Después nos dijeron que ellos encantados de negociar de todo y más, pero el problema era que la ley no permitía cosas tan extrañas como preguntar la opinión a la gente. Y cuándo Catalunya respondió; "ah, pues entonces cambiamos la ley y tema resuelto", el argumento se les deshizo como un par de azucarillos. Y también lo dejaron estar.

Y finalmente se inventaron aquello de que la soberanía reside en todo el pueblo español. El argumento era: "Nada de referéndum porque nunca cambiaremos la ley. Pero si la cambiáramos y algún día permitiéramos un referéndum, tendrían que votar todos los españoles, por si las moscas...". Pues bien, ahora este argumento tan bonito se ha deshecho como una fábrica de azucarillos situada en el polígono industrial Quinta Leche, situado en el término municipal de Nuncajamás. ¿Por qué? Pues porque ante de las narices de Madrit (concepto total) se ha instalado la famosa frase aquella de que los referéndums los carga el demonio, como se ha visto con el Brexit, con Colombia o ahora con Italia. Es el problema de preguntar a la gente, que quizás contesta lo que le apetece, no lo que tú quieres.

Y ahora usted me dirá: "Y, ¿cómo lo sabe que Rajoylandia, el país del diálogo, ha dicho que ni hablar?". Bien, mírese las portadas de hoy de los cuatro diarios de papel publicados en Madrit (concepto), a ver qué conclusión saca:

O sea, ahora mismo el discurso oficial es que quede claro que ni tan solo van a dejar pasar una pequeña reforma de la Constitución para añadir una tercera vía descafeinada, nivel ofrecer cacahuetes a los monos a ver si callan de una santa vez. O sea, eso es como aquella famosa medalla del amor: hoy es más difícil que ayer hacer algún día un referéndum pactado, pero todavía lo es menos que mañana.

Por tanto, los que hablan de referéndum pactado, tendrían que decirnos con quién lo pactarán. ¿Quién habrá en el otro lado? ¿Los extraterrestres de la película "Arrival"? Porque, lo que sería terrestres habitantes del Estado español ni hay y ni se los espera.

Si queda claro que ellos (y ellas) ni siquiera se plantean una mínima reforma de la sagrada Constitución, ¿cuando a partir de ahora alguien nos siga hablando (a nosotros) de referéndum pactado, qué nos estará diciendo exactamente? ¿Que Cristiano Ronaldo paga todos los impuestos que le tocan? ¿Sí? ¿Es eso? Ah, pues gracias, ahora ya lo hemos captado. Del todo. Y más.

La única duda es si a partir de ahora eso del famoso referéndum pactado nos lo dirán normal, como hasta ahora, o bien se pondrán una nariz de payaso mientras interpretan "Paquito el chocolatero" con un saxofón de feria. Un servidor, puestos a escoger, opta por esta segunda opción. Al menos entretiene.