La Vanguardia y el surtido habitual de amigos de la tercera vía (entre los cuales debe incluirse la Convergència de siempre) ya han empezado a publicitar el enésimo propósito de buenas intenciones para restablecer diálogo fraternal entre el Gobierno español y la Generalitat con el único objetivo de presionar a Carles Puigdemont para que retire el referéndum de la agenda independentista. Empieza el pressing KRLS: Soraya con la carpeta catalana en el sobaco recupera las veintitrés propuestas de Mas que ahora ya son cuarenta y seis y quién sabe si pasado mañana serán noventa y dos, la designación del antiguo militante de Unió Enric Millo como jefe de conserjes de la Delegación del Gobierno en Catalunya…. son solo el principio de una serie de pequeños gestos con los que el establishment españolista en Catalunya pretenderá castrar las urnas para que no votes. 

Adolfo Suárez ha abandonado momentáneamente la tumba para recordarnos una regla básica del buen franquista

Adolfo Suárez ha abandonado momentáneamente la tumba para recordarnos una regla básica del buen franquista: los demócratas de pro no deben permitir nunca que la gente vote, no sea que al populacho le dé por escoger algo que moleste a los garantes de la patria. Ésta es la intención última del régimen español y de sus secuaces catalanes: presionar al molt honorable de Amer para que retire el referéndum y vuelva a la dialéctica de elecciones constituyentes para así pedirnos el segundo voto de nuestra vida. El Gobierno español quiere una Catalunya sin urnas a pesar de que ello conlleve el triunfo de los comuns, esa turba farsante que regala el don de la soberanía a la tribu pero que no le permite decidir nada sin el beneplácito español. La tercera vía catalana se nos muestra más desnuda que nunca: se puede hablar de todo, menos del referéndum. 

Puigdemont se enfrentará en poco tiempo a las mismas presiones que tuvo Artur Mas para convertir el 9-N en una votación consultiva

El pressing KRLS ya es una realidad y, como es habitual, contará seguramente con el beneplácito de todos los procesistas que aprovechan cualquier temblor del CEO para hacer aflorar la retórica del miedo con la excusa cursi de ensanchar la base del independentismo. El referéndum no solamente es una idea maravillosa por su espíritu radicalmente matemático, una persona un voto, sino que se demuestra día a día como se puede dejar en bolas el pavor a la libertad que tienen algunos catalanes. Puigdemont se enfrentará en poco tiempo a las mismas presiones que tuvo Artur Mas para convertir el 9-N en una votación consultiva: antes fueron Unió y Iniciativa y ahora será el Ibex-35 escudado en los comuns y sus sicarios. La historia es a menudo una farsa que, de repetirse, deviene una auténtica tragedia.

O referéndum o vivir siempre a punto de tocar el cielo. Vosotros escogéis.