Son dos de los temas de actualidad. Y tienen como nexo común un concepto: los parientes. Los de Iñigo Pérez de Herrasti y los de Artur Mas. Beneficiando o perjudicando.

Pérez es uno de los condenados a 4 años de prisión por el asalto a la Blanquerna de Madrid durante los actos oficiales de la Diada del 2013. Por lo tanto él es uno de los señores a quienes ahora la Sala Segunda del Tribunal Constitucional les ha suspendido la ejecución de la pena. No, nada, que el TC ha hecho caso de la recomendación de Fiscalía que dice que se esperen a la resolución de los recursos presentados. Normal. ¿Es que, sabe qué pasa? Pues que algunos de los chicos estos tienen hijos y entrar ahora en la prisión, dice la Fiscalía entre otras cosas, "derivaría en prejuicios irreparables" (sí, prejuicios, no perjuicios). Oiga, y total, son buena gente. Un poquito atolondrados y un pelo impetuosos, pero cuando se trata de salvar la unidad de España, ¿a quien no le hierve un poquito la sangre, verdad?

Y ahora usted seguramente se estará preguntando hacia su propio interior: "¿Y este criterio se aplicará siempre, no ya a quien tenga hijos y una sentencia en primera instancia sino a quién tenga hijos y esté en prisión preventiva?". Y la respuesta a esta cuestión es: ¿Usted ha visto alguna vez un Triceratops vestido de sardanista entrando en un bar y pidiendo un Cynar con hielo? Pues antes verá alguno que ver aplicar el criterio Blanquerna en otros casos que usted y yo tenemos ahora mismo revoloteando por nuestra cabeza.

Total, que se está hablando mucho de que Pérez es primo por parte de madre de Pedro Morenés (exministro de Defensa) y cuñado, por parte de que su hermana es su mujer, de Iñigo Méndez de Vigo (ministro de cultura y portavoz del Gobierno). Y también se habla mucho de Helena Rakosnik porque resulta que la familia Tous ha decidido expulsarla a ella y a Pilar Rahola de su fundación benéfica. ¿Por qué? Pues para que nadie relacione esta marca manresana de ositos en forma de joya con el independentismo y que eso les provoque un boicot. Y sí, el pecado de la Rahola es ser indepe, pero el de Rakosnik es ser la mujer de Artur Mas. O sea, a ella la echan no por ser ella sino por ser la mujer de su marido.

Tema complicado el de los parientes. Todos tenemos un pariente que lo facturaríamos a Nueva Zelanda. Nadando. Como dice la mítica frase: a la pareja y a los amigos los escoges, la familia te toca. Y te puede tocar cada oferta por cierre de la actividad que hay para mear y no echar gota. Un yerno, una suegra (menos la mía, que es maravillosa) o un cuñado (menos el mío, que es sensacional).

Por lo tanto, en principio ni Morenés ni Méndez Vigo tienen ninguna culpa que su pariente sea un fascista. Y para ser justos nadie puede afirmar que ninguno de los dos aprueben o desaprueben sus actividades, ni que estén de acuerdo o en desacuerdo con él. Y puede haber sucedido que alguien haya querido ser más papista que el Papa, con la total desaprobación de los citados. En este aspecto, los dos merecen la presunción de inocencia parental.

Ahora bien, la percepción que tenemos es que el parentesco del uno juega a favor suyo y de sus amigos y el de la otra le juega en contra. Y que eso siempre funciona igual. Y que siempre beneficia a los mismos. Y que estos "mismos" siempre son los otros.