Si alguien especula con un pacto para convocar el referéndum de autodeterminación, este debería ser propuesto por el Gobierno del Reino de España, no por la administración catalana, que ha prometido hacerlo sí o sí a sus ciudadanos. Catalunya solo tiene un 13% de electores que se oponen a la votación y si el presidente Puigdemont y el vicepresidente Junqueras son conscientes que lideran una nación (a saber, un grupo de adultos responsables que tienen un proyecto común no subordinado a otra cosa que su libre albedrío), el primer y único pacto vinculante es la palabra dada a los ciudadanos. No se puede hacer un Pacto Nacional por el Referéndum y hablar de un referéndum pactado, porque si el pacto tiene a la nación como base, pactar el libre albedrío de los catalanes con alguien es una contradicción que puede detectar un alumno de parvulario. O la voluntad de los catalanes o el pacto con un tercero: no hay término medio.

Si Catalunya en Comú o Barcelona en Comú o Sant Andreu de la Barca en Comú no cree que los ciudadanos de Catalunya son libres para autodeterminarse (y quien no entienda el prefijo auto que vuelva al cole), que lo digan sin tapujos y terminemos cuanto antes la farsa. Intentar aumentar la fuerza de un referéndum contando con los políticos que, legítimamente, y faltaría más, no consideran que el valor absoluto de la política catalana es lo que piense la mayoría de sus ciudadanos es una absurdidad de pura lógica. Es delirante querer dar más fuerza a un referéndum apelando al sueño de un pacto entre iguales cuando éste solo puede hacerse con quien no te reconoce ningún tipo de soberanía y, a su vez, con quien se ha dedicado a incumplir todos los pactos que ha contraído contigo. Primero, queridos líderes, pagad el precio de ser nación y llevadlo al límite; después, cuando el propio miedo sea aniquilado, ya hablaremos de pactar con terceros.

La vía pactada implica el sueño de intentar transformar el poder madrileño en una panda de Errejones simpáticos, derrotados y solidarios con nuestra causa. La vía pactada es pedir permiso para ser y ser tan imbécil como para esperar que te lo den los que hasta ahora te han ahogado. Si tú quieres autodeterminarte el único contrato que necesitas son tus ciudadanos y asumir de una vez por todas la libertad. Los únicos que han de proponer un pacto son aquellos que no han querido negociar con nosotros y nos han llevado a la unilateralidad. Basta ya de engordar vuestro pavor y haced el favor de no caer más en el ridículo. Haced el referéndum y no perdamos más tiempo. Las cosas, dicho por enésima, solamente se hacen haciéndose.

Y Felices Fiestas a todos, pacientes lectores, sufridos ciudadanos de la tribu.