¿Pueden tener alguna relación dos personajes tan diferentes como Juanito y Carrasco i Formiguera? Pues sí, a través de su espíritu. Y más concretamente, el uso que hacen de él.  

Una de las cosas más terribles de morirse es que, a partir de aquel momento, es muy complicado poder defenderte de quien va por la vida diciendo que era íntimo amigo tuyo (y que tú habías detestado profundamente), de los que te hacen decir cosas que tú nunca habrías dicho, de los que te hacen pensar cosas que en tu vida habrías pensado y de los que se apropian de tu memoria sin haber pedido ningún permiso.

Un día, alguien decidió que cuando el Real Madrid tiene que remontar un resultado muy desfavorable, la solución es invocar el espíritu de Juanito. Ojo, que para crear un ambiente que hace vender periódicos y mirar los programas deportivos de la TV está muy bien, pero al pobre Juanito no le ha preguntado nadie nunca nada (por motivos obvios). Y sobre una posible consulta a su espíritu, no consta. Hasta que, harto del tema, su hijo tuvo que salir después del 2-0 en el campo del Wolgsburg, y hacer uno de los tuits más sensacionales de la historia del madrilismo.

Igual pasa con Carrasco i Formiguera. Durante años, un montón de gente ha intentado apropiarse de su legado ideológico y humanístico. Centenares de veces hemos escuchado y hemos leído a gente interpretando en beneficio propio su pensamiento con aquella frivolidad que da cierto repelús.

Pero, a ver una cosa, ¿quién está en condiciones de afirmar lo que pensaría o dejaría de pensar, defender o dejar de defender Carrasco en la era de Twitter, el streaming y la TV a la carta? Carrasco vivió hace 80 años y en las circunstancias de hace 80 años. Y tomó las decisiones que consideró oportunas, pero en aquel contexto. Pretender situarlo hoy es una frivolidad. Bien, o mejor dicho, una temeridad.

Quizás al final su familia también tendrá que hacer un tuit reivindicando que dejen de invocar su espíritu. Sobre todo porque el pobre no se puede defender de algunos que se lo apropian con muy mala idea.