Cuidado con despreciar al adversario. El régimen que gobierna actualmente España se ha acabado cohesionado en torno a la figura del Rey hostil, con una clara estrategia de castigo y de violencia sobre Cataluña. Aspiran a una victoria total y ejemplar sobre el catalanismo. Sorprendido por el éxito popular del referéndum del 1 de octubre que no se celebraría, los poderes colonialistas del Estado han decidido recurrir a la estrategia del miedo, primero a través de una brutal represión de las fuerzas policiales y de la Guardia Civil sobre ciudadanos pacíficos, indefensos y contribuyentes. Después organizando la trepidante huida de Cataluña de algunas importantes empresas como CaixaBank, Banco de Sabadell, Freixenet o Gas Natural para así, hacernos entender que si no desistimos a palos pueden arruinarnos para siempre jamás. Al fin y al cabo, cuando acusaban al independentismo de ser una operación política de las élites, de la oligarquía catalana, sólo pretendían desprestigiar, aislar al movimiento de liberación catalán del centro y de la izquierda europeas y acusarnos de despreciable nación rica e insolidaria. Como si la voluntad de libertad nacional para Cataluña fuera, en definitiva, un simple movimiento político xenófobo y avaro, destinado al mantenimiento de la colosal riqueza de unos pocos privilegiados. Con este ataque a la economía catalana del Gobierno de Rajoy queda definitivamente confirmado lo que sospechaban los dirigentes de ERC y de la CUP: los catalanes ricos de las empresas que huyen de Cataluña tienen poco que ver con la voluntad mayoritaria de la nación de hoy, son perfectos continuadores de la tradición oligárquica de los catalanes de Burgos y de los empresarios que impulsaron el golpe de Estado de Primo de Rivera. Son los patriotas del dinero de todas las épocas.

La reconducción de España que proyectan hoy desde Madrid prevé una severa respuesta, como apuntan algunos periodistas anticatalanes y determinados documentos de trabajo de la FAES. La recentralización del Estado prevé aplicar el artículo 155 y la supresión de la autonomía no sólo en Cataluña sino en todas las comunidades donde existen partidos nacionalistas que, en el futuro, puedan volver a poner en cuestión el cuerpo sacro y místico de la unidad de España, es decir, también en Valencia, las Islas Baleares, Euskadi, Navarra, Galicia y Canarias. Haciendo un uso interesado y fraudulento de las políticas de prevención del odio político, algunos sectores del poder de Madrid tienen la pretensión de declarar al nacionalismo catalán, vasco, gallego y canario como formas de odio en España, perseguibles por tanto por la ley y destinadas a ser depuradas en todas partes. La escuela es uno de los ámbitos en que se aplicaría el bisturí centralizador, a través de un único cuerpo nacional español de profesores que eliminara en veinte años cualquier traza no castellana. El catalán, el vasco y el gallego perderían la protección legal autonómica y sus respectivas leyes de normalización argumentando que, de hecho, la normalización es una imposición ilegítima de una lengua diferente de la lengua nacional española, el castellano. Que el catalán, vasco y gallego discriminan al castellano. Que a través de la normalización se ha efectuado un adoctrinamiento destinado a fomentar el odio a España y que, por tanto, el Estado debe perseguir la normalización como una política destructiva antiespañola. El independentismo catalán está violando los derechos humanos, el independentismo catalán manipula y abusa de los niños. Ah, y se me olvidaba, las imágenes de la represión policial y de la Guardia Civil del 1 de octubre son falsas, retocadas, y algunas son de Chile y de otros países que no tienen nada que ver con el día del referéndum. Cuando cierren tevetrés podrán mostrar pruebas de la manipulación gigantesca del independentismo. Y el domingo, con Mario Vargas Llosa a la cabeza, se presentarán en Barcelona como en tierra conquistada. ¿Conseguirán lo que se proponen? (Continuará)