Anteayer, como soy muy mala persona, me encaré con un embajador catalán que es muy buena persona. Se había atrevido a decir por tuiter que “són temps de deixar-s’hi la pell” y lo cierto es que ya estamos muy hartos del lenguaje político estereotipado y tópico, vacío. La lengua es débil y fuerte a la vez. De tanto sobarla se pueden acabar descubriendo las huellas, la ausencia de un sentido que ha desaparecido, de un valor que ya no está, como constata en la casa vacía el ladrón tardón. Si supieran los políticos, ay, ay, si supieran, cómo se desacreditan a ellos mismos con su palabrería, cómo de sus proclamas el pueblo –ellos lo llaman "la gente”– hace motivos de escarnio y burla, seguro que no volverían a decir “ganar el futuro”, ni “siempre adelante”, ni tampoco “cariño, te lo puedo explicar, no es lo que parece”. Ya no cuela, tesoros. Una persona que dice que “s’hi deixa la pell” nos acredita, en cambio, varias cosas adicionales. La primera es que piensa con tópicos, con simplificaciones. Y la simplificación es enemiga del conocimiento. Y, además, que no sabe lo que dice. Quien afirma que “s’hi deixa la pell” nos certifica que el catalán se la trae floja porque, ultra tópica y vacía, esta expresión es un castellanismo, una incorrección de pena máxima. Mientras que en lengua española se suele decir que alguien “se dejó la piel” para indicar que se realiza o se quiere realizar un máximo esfuerzo, en catalán “s’hi deixa la pell” significa exclusivamente morir, suicidarse. Exclusivamente. Con el mismo sentido que expresiones como “pelar algú”, que indican, precisamente, matar a alguien y no hacerle una exfoliación cutánea. Un señor operado de fimosis, por ejemplo, o un leproso también dejan su piel y no podríamos afirmar que se esfuercen en demasía. Hagan ustedes la prueba en casa. Quéjense por tuiter a algún político que diga “deixar-s’hi la pell” y verán, como me pasó a mí, que te responden –si es que les responden–, solemnemente: “Ens hi deixem la pell. Literalment”. Es entonces cuando caes en la cuenta que tampoco saben lo que significa “literalmente”.

Perder el respeto por la lengua de tu país es empezar a perder el respeto por ti mismo, por tu identidad perseguida. De la lengua catalana a todos nos falta mucho por aprender todavía, pero no lo lograremos haciendo ver que el catalán es exactamente igual que el español cambiando sólo dos o tres detallitos. Nuestros políticos pueden hablar en la intimidad como buenamente les plazca, pero mientras nos representen, a usted y a mí, en público, se guardarán muy mucho de hablar de cualquier manera, se guardarán muy mucho de presentarse ante el mundo como unos indocumentados culturales, como representantes de una cultura regional, residual, de escasa categoría. Y, dicho sea con todo el respeto, un político, aunque se esfuerce en demasía para conseguir la independencia de Cataluña, aunque ponga realmente el cuello, aunque haga lo imposible, de su gran esfuerzo deben hablar los demás. No él. Evitemos, catalanes, el autoelogio, si no queremos resultar patéticos. El autoelogio es de fracasados, de memos.

Con la llegada del buen tiempo llegan siempre las primeras exfoliaciones masivas. Estas señoras de la fotografía saben que Semana Santa, en nuestras latitudes, coincide si no con el primer baño, al menos con la primera exhibición de nuestro cuerpo insepulto. Al no tener un cuerpo, sino que se es un cuerpo, por más teorías religiosas que nos hablen elevadamente del espíritu, que está por demostrar, pronto vemos que ellas, las de la foto, están buenas y por eso enseñan. Enseñan sin complemento directo, que ya se entiende, y no es necesario explicarlo, que parecéis bobos. Aunque el sol todo lo queme enfadado, siempre veremos a los religiosos muy tapados y a Jesús más desvestido porque lo han torturado, y a personas luciendo su cuerpo. La piel se pela cuando se utiliza el cuerpo o cuando te lo torturan. Acabas con el culo pelado de tanto tomar el sol, de tanto trabajar en tu periódico...

En eso andaba yo pensando ayer cuando leí las declaraciones de David Bonvehí según las cuales “el procés anirà endavant, no en tinc cap dubte. Des del PDeCAT ens hi deixarem la pell”. Con tanta labia, este señor debe de tener pelada la lengua. Descanse usted. Lea. El Nacional, sin ir más lejos. Le sentará bien. A partir del martes vuélvanoslo a decir. En catalán, por favor.