La ficción, las novelas, el cine, el teatro son un ejercicio muy sutil que extrae verdad de las mentiras, que nos educa cuando pone en contraste lo que es junto a lo que no es, cuando contrapone la realidad a la imaginación. Tomemos un ejemplo reciente al azar para entender la lección. Es verdad que Marta Ferrusola es la mujer de Jordi Pujol y, en cambio, es mentira que sea o haya sido madre superiora de ninguna congregación. La mentira siempre tiene las piernas muy cortas y es bastante pobre ante la riqueza millonaria de la verdad vivida o conocida. La mentira es siempre menos interesante que la verdad y cuanto más difícil es de creer más vemos que se aleja de lo que tenemos por cierto y establecido. Pero la mentira también contiene información valiosa. La única posibilidad lógica que nos permitiría pensar que Marta Ferrusola fuera una madre superiora y al mismo tiempo mujer del expresident es que consideráramos, siguiendo un curioso recorrido por el fondo de la mente laberíntica de esta señora, que Jordi Pujol, en realidad, sea una manifestación terrenal, una encarnación, de Dios Padre Omnipotente. A Dios mismo todo le está permitido, incluso la manipulación de paquetes de efectivo. La monja se cree tan casada con la divinidad que incluso las hay que lucen una alianza en el dedo. En el interior de la perturbación de su psicología, la ex primera dama se acerca a su manera a la verdad.

Es curioso como los políticos transparentes se vuelvan aún más transparentes sólo ante el juez

A la alcaldesa Ada Colau le pasa esto mismo, tiene en el pecho una contradicción que le abrasa, que palpita, como si fuera la madre superiora de una congregación de fieles rigoristas que siguen la fe de los Comuns. Y que, en realidad, se tratara de una impostora, de otra Sor Ferrusola. Mientras en enero de 2016 la alcaldesa de Barcelona afirmó ante los medios de comunicación que el cese de la concejala paquistaní Huma Jamshed, doctora en Ciencias Químicas, había sido decidido por la asamblea de Ciutat Vella, se acaba de saber que esto no es verdad. “Somos transparentes” decía Colau, haciendo ver que su equipo no sólo era políticamente mejor que los anteriores, también era más decente, más honrado, más amante de la verdad y de las prácticas democráticas más estrictas. “Ha sido la asamblea de Ciutat Vella quien ha tomado la decisión [del cese]. La novedad es que nosotros explicamos los ceses, un hecho nuevo respecto a la vieja política. Somos transparentes”. Lástima que la concejala comuna Gala Pin haya tenido que admitir ante el juez que investiga la destitución de la señora Jamshed que, en realidad: “se hizo un simulacro, por decirlo de alguna manera, que permitía que las bases propusieran quienes debían ser consejeros del distrito. (...) Finalmente quien nombra y quien cesa los consejeros es la alcaldesa y el grupo municipal”. Pero, en la realidad, mucho más la alcaldesa; el grupo municipal actúa siguiendo estrictamente las órdenes de Sor Colau. Es curioso como los políticos transparentes se vuelvan aún más transparentes sólo ante el juez. De este mismo modo tan curioso actúan los políticos de los Comuns cuando sólo denuncian la corrupción de la antigua Convergència y olvidan siempre la del PSC. Como si la una hubiera sido posible sin la complicidad de la otra.

En las asambleas de los Comuns se vota pero no se decide nada. Exactamente como ocurría en la Unión Soviética, como ocurre en Cuba, en la que el líder del partido tiene todas las atribuciones, todos los resortes del poder, toda la demagogia y todas las formas del simulacro para establecer una auténtica dictadura. Si ustedes no encuentran esta noticia en los medios de comunicación afines a Podemos no se extrañen. La Sexta pertenece a Atresmedia Corporación y apoyarán a Barcelona en Comú como un servicio en favor de la unidad de España. Si aún hay quien no crea que Ada Colau actúa como una agente en contra del independentismo que recuerde el reportaje que el 19 de febrero le dedicó La Vanguardia. Que recuerde que la principal profesión de Colau es la de actriz. Y que se dio a conocer ante las cámaras con una serie, “Dos + una”, un fracaso para la cadena, Antena 3, pero donde quedó claro que era una excelente madre superiora, una gestora de una familia. Fue el primer contacto entre Atresmedia Corporación y Ada Colau, el grupo de comunicación español que a la vez paga el sueldo al Francisco Marhuenda de La Razón y al Antonio García Ferreras de la Sexta. De cine.