La banca del Ibex y del Eurostoxx están en horas bajas tras las fuertes subidas de diciembre. Los principales bancos centrales del mundo se han lanzado contra el presidente norteamericano previniendo sobre el riesgo de una próxima crisis mundial. Y luego está Europa.

"La Dodd-Frank es un desastre", ha dicho el presidente americano

Donald Trump ha ordenado al departamento del Tesoro revisar la manera de aplicar la reforma bancaria de 2010 conocida como la Dodd-Frank. Esta ley ha reforzado la vigilancia de los bancos respecto a la toma de riesgos, imponiendo nuevas normas prudenciales. "La Dodd-Frank es un desastre", ha dicho el presidente americano, quien también desea abordar la reglamentación sobre las necesidades de capital que exigen los acuerdos de Basilea III. Y aquí sí duele el posible resultado. "Una desregulación unilateral podría poner en desventaja a la banca europea respecto a la norteamericana", dice Víctor Peiró, director de análisis de GVC Gaesco Beka.

Yanet Yellen, presidenta de la Reserva Federal, ha reafirmado la importancia y validez de la Dodd-Frank, pero, preventivamente, miembros de la Fed ya indicaron el martes que la próxima subida de tipos podría producirse en marzo, lo que equivaldría a tres o cuatro subidas anuales si es necesario. Jamie Dimon, presidente del JP Morgan, ya advirtió que el ajuste monetario podría ser más duro de lo que el mercado prevé.

El Banco de Japón indicó por su parte el miércoles que "es probable que persistan factores de incertidumbre, como el referente a las políticas económicas de la nueva Administración de EE.UU." Tokio teme que un repunte de la inflación en la economía americana provoque una alza de sus tipos de interés a largo plazo, lo que frenaría la inversión de sus empresas.

De entre todos, Mario Draghi fue el más explícito y duro al señalar el lunes que la regulación laxa fue una de las causas de la Gran Recesión y que la idea de relajar la normativa bancaria no sólo es preocupante, sino también potencialmente peligrosa al poner en riesgo la relativa estabilidad que ha respaldado la lenta pero firme recuperación. El BCE mantendrá su política de estímulos a la economía europea, agregó Draghi, aun cuando la economía europea crezca a un ritmo del 1,7%, frente al 1,6% de la americana.

La cuestión de fondo es si los bancos centrales pueden torcer los planes de Trump

La cuestión de fondo es si los bancos centrales pueden torcer los planes de Trump. Víctor Peiró estima que "lo más probable es que sean ellos los que tengan que adaptarse a Trump. Ahora manda la política".

El riesgo político que aprieta la banca europea proviene de dentro, especialmente con las elecciones próximas en Holanda y Francia. "La incertidumbre está provocando una elevada volatilidad en la deuda y la huida hacia la calidad, como es el caso de la deuda alemana, que actúa como valor refugio", dice el experto.

Ahora mismo, Europa está clavada y en estado de espera a lo que decidan las urnas. La cumbre de Malta ha servido bastante poco para aclarar la situación. Y la conversación entre Mariano Rajoy y Trump, tampoco, aun cuando el primero puede servir de puente entre una Europa irritada y una Casa Blanca que va a la suya. En cualquier caso, México queda muy lejos. Tanto como para que se despeje el panorama para la banca española más allá de sus resultados.