La bolsa ha vivido cinco días de infarto, con picos de tensión máxima, en los que el factor político ha jugado un papel decisivo y que ha terminado planteando una grave disyuntiva a los bancos catalanes.

Todo comenzó el domingo, día del 1-O. El mismo lunes se produjo la primera ruptura del mercado. El Ibex vio entonces peligrar la cuota de los 10.300 puntos al descender el 1,21%, mientras la prima de riesgo ascendía a los 124 puntos básicos, su nivel más alto en cuatro meses, cuando el viernes anterior estaba en 113. La mayor parte de los valores del índice se movieron, pero CaixaBank y Sabadell se dejaron cerca del 4,5%. Entretanto, las plazas europeas subían empujadas por buenos datos de empleo en la zona. El Ibex cedió el 1,21%, pero una sensación de inquietud se extendió por los parquets.

Un poco más de calma se apreció el martes, con el Ibex afianzando posiciones por encima de los 10.200 puntos, cuota de soporte en esta fase. CaixaBank subió el 1,60% y el Sabadell, el 0,06%. Los datos de empleo de septiembre no fueron buenos, pero los inversores se mantuvieron pendientes de la crisis política en Catalunya, cuestión que cerró el día con el discurso televisado del rey Felipe VI. Mientras, las alzas consecutivas de Wall Street elevaban el tono general de los mercados internacionales.

Pero el miércoles llegó el hundimiento. El Ibex perdió el 2,85%, anotándose la peor jornada desde el Brexit. El índice bajó hasta 9.964,90 puntos, lo que significaba una corrección del 4,01% desde el domingo. "Ha colapsado", decían analistas, y Saxo Bank indicó que el Ibex podría descender hasta los 9.500 puntos. El Banco Sabadell perdió un 5,69% y CaixaBank, el 4,96%, liderando la tabla de descensos. Al clima de crispación política se sumaba una incipiente, aunque leve y nada sustancial, salida de depósitos de estos bancos, derivada del temor a que quedaran fuera de la financiación ordinaria y del amparo del BCE. Esa misma noche, Carles Puigdemont señaló que no se desviaría de la hoja de ruta trazada por la Generalitat.

A pesar del abaratamiento de las acciones, los expertos desaconsejaban la muy extendida práctica de hoy en día de comprar con las caídas

Un nuevo vuelco se produjo el jueves, con el Ibex remontando parte de sus pérdidas al avanzar el 2,5%, muy por encima del alza del 0,40% del Eurostoxx. Las pérdidas en la semana habían retrocedido al 1,10%, mientras Fitch y S&P advertían que el rating de Catalunya podría empeorar. El Tesoro subastó 4.600 millones de euros en deuda a 5, 7 y 11 años. El tramo de 5 años reflejó tensión al pagarse a un tipo del 0,530%, frente al 0,213% de la subasta previa. En esa jornada, el Sabadell subió el 6,16% y CaixaBank, el 4,93%.

Y llegó. con el viernes, el cierre de una semana histórica, después de que el consejo de CaixaBank decidiera el traslado de su sede social a València, siguiendo la misma trayectoria que el Sabadell, que se marcha a Alicante. En ambos casos, aludieron a la necesidad de proteger los intereses de sus clientes y ninguna de las dos entidades anunció que pretenda trasladar su personal o sus operaciones. Gas Natural, por su parte, indicó que traslada su sede provisionalmente a Madrid. Otras empresas cotizadas más pequeñas, como Oryzon, Dogi y Service Point, ya se habían apuntado a acercarse a la puerta de salida en días anteriores.

A la conclusión de la jornada, el Ibex se dejaba en el día el 0,29%, menos que el Eurostoxx (-0,34%), con lo que las pérdidas sufridas en la semana quedaron en el 1,89%. Un resultado duro, pero no grave, que esconde un sentimiento de mercado de que lo visto estos días son las primeras etapas de un enfrentamiento político entre Madrid y Barcelona, que exige extraer concesiones de este proceso. Por eso, a pesar del abaratamiento de las acciones, los expertos desaconsejaban la muy extendida práctica de hoy en día de comprar con las caídas.