Núria Roca es unos de los fichajes de TV3 para la próxima temporada. Presentará el nuevo magazín matinal que, si no hay cambios, se llamará A tota pantalla. Pero los últimos días, Roca no es noticia por eso sino por este editorial leído el pasado 28 de febrero en su programa de la emisora Melodía FM:

Le recomiendo que se lo escuche, pero si le da pereza, le hago un resumen: la justicia española está permitiendo que los indepes que van a los juzgados "se hagan las víctimas con una solvencia digna de un Oscar", "Quico Homs parecía Jesucristo Superestar camino de la cruz" y a los indepes les funciona fantásticamente "mostrarse perseguidos por un Estado opresor que quiere acabar con ellos". Pero también "es un fracaso juzgar a alguien por intentar hacer una cosa que desean nueve de cada diez catalanes. Eso se tiene que arreglar políticamente y no en los juzgados".

Y resulta que esta opinión ha provocado una cierta polémica en la red (el lugar donde ahora pasan las cosas y las polémicas). Y mucha gente se ha manifestado en contra de que esta señora pueda trabajar en TV3. Perfecto, pues hagámonos un par de preguntas y respondámonoslas: ¿haber expresado esta opinión invalida la capacidad profesional de Núria Roca? Evidentemente que no. Lo hará igual de bien o de mal, desde el punto de vista profesional, independientemente de lo que piense o diga. Y, segunda pregunta: ¿se tiene que contratar a la gente por lo que piensa? O dicho de otra manera, ¿una persona que critica el independentismo tiene que poder trabajar en TV3? Y la respuesta es: evidentemente que sí.

Y digo que sí, en primer lugar porque me juego un guisante que en la actual plantilla de la cadena pública no hay un 100% de independentistas. Y si me lo juego es porque es imposible la total unanimidad y porque conozco unos cuantos que no lo son. Y en segundo lugar, digo que sí porque en el país que yo quiero la gente tiene que poder pensar lo que le apetezca y como crea conveniente. Siempre que no sean barbaridades en vez de ideas, por supuesto. Y si mucha gente piensa diferente que un servidor, mejor. Porque la uniformidad es terrible, un atraso y una señal de poca inteligencia. En el país que yo quiero pido poder escuchar opiniones diversas. Por higiene mental. Y porque quizás yo no tengo toda la razón que creo que tengo y conocer otra manera de ver las cosas me permite aprender. Y mejorar. O quizás escuchar la posición contraria me afianza en mi postura. Y porque del debate surge la evolución, el matiz. Y, qué narices, porque si yo pienso A no soy nadie para prohibir a alguien pensar B. Básicamente porque no me gustaría que sucediera lo contrario.

Y quizás ahora usted me dirá: "oiga pero "ellos" nos discriminan a nosotros y si eres indepe te marginan (y ya nos entendemos quienes son "ellos"). Va, aceptemos que eso sea siempre así. ¿Y qué? Quiero decir, ¿y porque lo hagan "ellos", también lo tenemos que hacer "nosotros"? Oiga, si "ellos" lo hacen, peor para ellos. "Ellos" se lo pierden. "Ellos" irán haciéndose pequeños. "Ellos" se convertirán en una sociedad enquistada, minúscula y pobre. En una especie de sociedad donde yo no quiero vivir.

Los países inteligentes abren las puertas de par en par a quien tiene talento, venga de donde venga, piense lo que piense y hable lo que hable. Y después, la gente con talento, aprovechando este don, ya se da cuenta por si misma de cuál es la realidad. No necesitan que nadie los obligue a pensar de una determinada manera.

Ah, y que quede claro que no conozco de nada Núria Roca y que puedo estar de acuerdo en parte de su reflexión.