No tengo ningún interés en entrar a discutir la cifra de asistentes a la mani de la Vía Laietana de BCN. Pero creo interesante recordar que el último 11 de septiembre, un observatorio vinculado a Sociedad Civil Catalana, organizadores del acto de hoy, dijo que había 225 mil personas. Por lo tanto Aragó y Passeig de Gràcia llenos de lado a lado son 225 mil personas y la Vía Laietana son 900 mil. Perfecto, nada que decir. Y si en el título he puesto "minoría silenciosa" está porque así se autocalificaban en los anuncios de prensa donde convocaban la mani.

No tengo ningún interés en aprovechar hoy para usar el argumento que se utiliza a menudo para descalificar las manis indepes: sí, sí, son un millón, pero 6 se han quedado en casa. Es un argumento que ronda el patetismo constitucional. 

No tengo ningún interés al criminalizar a las personas que han asistido, ni discutir si ha venido mucha gente de fuera, ni si la mani la convocaban grupos ultras, ni si ha habido un montón de saludos fascistas... La inmensa mayoría de la gente que ha ido lo ha hecho convencida de que tenía que ir para defender la unidad de España. Y me parece muy bien que lo hayan hecho. Demasiadas veces hemos visto cómo el sentimiento de estas personas era usado por gente muy extraña. Tiene que ser deprimente estar a favor de una causa y ver que la pancarta que dice defenderla la llevan Victoria Álvarez y Josep Anglada. Es como si en una mani indepe, la pancarta la llevara la mujer que afirma ser hija de Dalí. ¡Horripilante!

Por lo tanto, me es igual si eran 30 mil o 900 mil y si entre los asistentes había grupos muy ultras. El caso es que hoy han salido a la calle muchos catalanes. Algunos de los cuales seguramente votaron el domingo, aunque sea por cálculo de probabilidades. Como el martes salió muchos otros pensando una cosa totalmente diferente. Como el domingo salieron más de dos millones para votar, sabiendo que podían ser apaleados.

Lo que si que me interesa es si la existencia de estas dos Catalunyas presupone tener una sociedad fracturada, como defienden sobre todo los unionistas radicales (por cierto, una hipotética máquina por detectar unionistas radicales lo tendría muy fácil: si usa la palabra "seny", nombra a Espriu y habla de sociedad catalana fracturada, 100% de posibilidades de que lo sea).

Hasta hace 10 años (como por poner una fecha), nadie hablaba de una Catalunya fracturada. El primero que habló de "desafección" de Catalunya hacia España fue José Montilla. Fue el 7 de noviembre del 2007 en Madrid, en el Foro Nueva Economia. Aquel día, en plena crisis de Rodalies, el entonces presidente de la Generalitat afirmó que "el estado de ánimo colectivo que planea sobre Catalunya es de cabreo, recelo, escepticismo y pesimismo" y pidió "una respuesta política clara, sólida, y convincente desde las instituciones del Estado si se quiere evitar un alejamiento de Catalunya que podría ser irreversible". Allí nadie le hizo caso, naturalmente.

Otra interesante aportación al tema la hizo José Maria Aznar, también un mes de noviembre, pero del 2012, cinco años después. En la presentación del primer volumen de sus memorias: "Antes se romperá la unidad de Cataluña que la de España".

Por lo tanto, 1/ estaban avisados de que Catalunya estaba harta. Y por alguien tan poco sospechoso de sedicioso como Jose Montilla y 2/ el primero que plantea la idea de la "sociedad rota" es el aznarismo identitario. Y, a partir de aquel momento, ni ellos, ni sus medios de comunicación han parado de repetirla. O sea, según el sector más radical del nacionalismo español, mientras una parte importante de la sociedad calló, todo fue bien. Cuando esta gente empezó a protestar y a manifestarse, la sociedad se fracturó. Típico comportamiento del maltratador: "te pego porque me haces enfadar. Si no me haces enfadar, nuestra relación será perfecta".

Hoy ha salido a la calle una parte de la sociedad catalana. Y la otra se ha quedado en casa. Como otros días pasa al revés. ¿Realmente eso es una señal de sociedad madura o sólo son los deseos de un nacionalismo español xenófobo e identitario que ha secuestrado desde hace años la manera de ser español y que quiere destruir la conviencia en Catalunya? Yo voto por la primera opción.