Tantos años haciendo bromita, chistes y juegos de palabras con el 3% y ahora resulta, que no, que era el 4%. Y este 4% se repartía de la siguiente manera: el 2,5% para Convergència, el 1% para Fèlix Millet y el 0,5% para Jordi Montull. Eso quiere decir que Millet se llevaba el 25% de lo que pasaba por sus manos. ¿No está mal, verdad? ¡Eso sí que es una comisión!

Ojo, eso de estos cobros no lo digo yo, lo ha dicho él. Hoy, durante su declaración en el juicio por el caso Palau. Ahora le explico el resto de lo que ha dicho, de lo que ha dicho Gemma Montull y le destacaré las dos cosas más cosas importantes (como novedad) dichas durante las poco más de cinco horas de sesión, según opinión de los que entienden.

Pero antes, permítame que haga un homenaje al "señor dormidina". ¿Recuerda el juicio del 9-N? ¿Recuerda a aquel señor del público que estaba detrás de los declarantes y que todo el rato dormía? Pues hoy ha venido al juicio. Ha dado grandes cabezadas y ha dormido como un angelito, pero esta vez lo he visto mucho más despierto que la otra vez. Debe ser que intuye esta primavera que parece que llega y está dejando la hibernación. Ah, y también ha venido la señora Anna Maria Magaldi, fiscal jefe de BCN y que también se hizo famosa en el juicio del 9-N por aparecer 1/ detrás de los declarantes (y muy despierta) y 2/ fumando en las escaleras del TSJC mientras veía una mirada de odio cómo nunca había visto (cosa que generó grandes titulares) y que al final, cuando se miró las imágenes de aquel momento y la jurisprudencia sobre conductas similares concluyó que el incidente no tenía relevancia penal. Y al final todo acabó en nada.

Dicho esto, vamos a Millet. Hoy ha sido la primera vez que por su boca han salido (juntas y ante un tribunal) las palabras Ferrovial, Palau de la Música, Convergència, pago y comisión. Y Daniel Osàcar (tesorero de CDC). Pero más allá de eso ha dicho que no sabía nada (de nada) de lo que pasaba y que Montull se encargaba de todo. Ha reconocido lo que ya confesó en la famosa carta depositada en los juzgados (o sea, haber pillado 3,3 millones de euros), pero no tiene ni idea de los nueve millones y medio euros que desaparecieron (7 de los cuales, según sospecha el fiscal, habrían ido a parar a su propio bolsillo), no recuerda cuando empezaron las "donaciones" de Ferrovial, no recuerda si las "donaciones" que se hacían en efectivo (que si ha reconocido) después se hicieron con facturas, no sabe si el dinero que él recibía de Ferrovial y daba a CDC eran a cambio de alguna cosa, no sabía quien eran las empresas que hacían obras en su casa (y pagándolas el Palau) y que (casualmente) también hacían obras en el Palau, no sabía que Montull también hacía obras en casa a cuenta del Palau, no ha podido reconocer unos libros de contabilidad del Palau porque "eso lo llevaba mi secretaria", tampoco ha podido reconocer los extractos de una caja de seguridad de su propiedad porque también "lo llevaba la secretaria", ha dicho que no sabía que dinero que había en esta caja de seguridad era suyo y cuáles eran del Palau, no recuerda haberle dado dinero a Àngel Colom, no recuerda la inspección que hizo Hacienda en el Palau para aclarar el enorme movimiento de dinero en efectivo que había allí dentro y no ha reconocido ni ha recordado ninguno de los documentos que le han sido mostrados.

Pero ha habido un pequeño milagro memoriativo. Cuando el fiscal le ha preguntado que querían decir las siglas GPO, Millet ha dicho que no lo recordaba. Después del receso, y cuando era el turno de su abogado, de repente ha recordado que GPO era la clave que servía para identificar las comisiones que recibían él y Montull.

En el bloque del "si que lo recuerdo, pero un mal día lo tiene cualquiera" tenemos los bonus que se autoconcedió (de 800 mil euros anuales) de los ha dicho que "fue un error. Me equivoqué". Del dinero desviado a su bolsillo y cobrado a través de sociedades ha dicho que "fue un error. Me equivoqué". De la desviación de dinero para pagarse abres particulares a su casa ha dicho que "fue un error. Me equivoqué". Del dinero que el Palau pagó por las bodas de sus dos hijas ha dicho que "fue un error. Me equivoqué". Y de los diversos viajes pagados por el Palau a él y su familia por medio mundo ha dicho que "fue un error. Me equivoqué". Cinco veces ha dicho "fue un error y me equivoqué". Total, pobre hombre, entre la mala memoria y que tuvo muchos errores y se equivocó mucho, todavía ahora no debe entender que hace él allí.

Pero aparte de no saber nada, no recordar mucho y de cometer errores y de estar equivocado, también es importante destacar que ha apuntado a los antiguos altos responsables de Ferrovial (no a los directivos acusados), al antiguo tesorero de CDC (ya muerto) y al entonces responsable de la Fundación Trias Fargas (que en aquellos días era Pere Esteve, también muerto) y ha dicho no saber si otros cargos de CDC participaban del sistema.

Vamos ahora a Gemma Montull, que se ha emocionado y ha llorado 4 veces a lo largo de su declaración: cuándo ha dicho que ella no tenía capacidad de decisión, un momento que ha hablado de su padre, cuando ha recordado que a ella le aplicaron medidas legales más duras que a su padre y a Millet y cuándo ha negado haberse quedado 3 millones de euros.

Y si Millet ha dicho que no recordaba nada de las grandes cosas y ha pedido perdón por las pequeñas cosas, la hija de Montull ha intentado demostrar que ella en el Palau no era nadie, que no decidía nada, que para no tener no tenía ni firma, que su cargo oficial no era real, que ella "sólo cumplía órdenes", que los pagos de Ferrovial los llevaban Millet y su padre y que ella no sabía a cambio de qué eran.

Pero uno de sus dos grandes momentos ha estado cuando el fiscal (Emilio Sánchez Ulled) le ha mostrado un documento de excel con 4 columnas: "Cobro Ferrovial", "Pago a Daniel", "Cobro en GPO" y "Cobro Fundación" y ella ha explicado que este era el recorrido del dinero (le recuerdo que GPO eran las comisiones de Millet y Montull). Y ha añadido que las facturas para justificar este camino las llevaba ya hechas Osàcar (esta es una de las cosas muy relevantes según los que entienden).

El otro momento ha sido cuando ha explicado que el abogado Raimon Bergós, uno de los acusados, les dijo que podían usar dos veces las mismas facturas falsificadas en las dos oficinas de Hacienda que los investigaban "porque no se comunican entre ellas". Estas dos nuevas afiirmaciones son la otra cosa importante, según los que entienden, porque la presidenta de la sala ha dicho que "el tribunal dará validez a las declaraciones hechas en la línea que se están dando".

Y he dejado para el final una perla 100% marca Millet. Cuando el fiscal le ha preguntado por las bodas de sus hijas en el Palau y pagadas por el Palau (sí, uno de estos es aquel que después Millet le cobró la mitad al consuegro), él ha explicado que lo hicieron por publicidad y para dar nombre a la entidad. "Queríamos mostrar que en el Palau se podían hacer bodas. Y, como invitamos a muchos de los patrones, gracias a eso nos salieron 7 o 8". Delicioso.

Y mañana más. Mañana hablará Jordi Montull, el hombre que dijo que hoy sería divertido y que quizás se refería a mañana.