Mientras usted está leyendo esto, un humilde servidor está internado en una casa de reposo. Me estoy recuperando del agotamiento causado por la búsqueda más brutal que he tenido que hacer en estos últimos siglos.

Resulta que, de buena mañana, han saltado las alarmas anunciando que el Delegado del Gobierno, Enric Millo, había pedido perdón por los hechos del 1 de octubre. Ya sabe, aquello del domingo, cuando centenares de ciudadanos, en una acción sediciosa coordinada, dieron golpes de ojo a juguetonas pelotas de goma, cabezazos a indefensas porras y amenazaron con las manos alzadas a aterrorizados policías entrenados para repartir hostias como quien reparte propaganda de sitios de señoritas a la salida de Construmat.

Cuando he sabido esto del perdón, he empezado a buscar las declaraciones como un loco. Básicamente porque si ahora piden perdón por una actuación brutal que niegan desde hace cinco días, quiere decir que la actuación brutal sucedió. Y, por lo tanto, además de reconocer que la provocaron, están reconocindo que han estado mintiendo y manipulando durante 5 días.

Total, ¿sabe qué me ha pasado? Pues que, por desgracia, no las encontraba. Yo buscaba al señor Millo diciendo, como le hacían decir los titulares, una cosa como por ejemplo: "Pido perdón por el ataque indiscriminado a una población civil que no estaba provocando ningún disturbio. Pido perdón por haber provocado centenares de heridos. Pido perdón porque el Gobierno estuvo todo el día afirmando que había sido la gente la que había atacado y herido a los policías. Pido perdón porque el Gobierno ha estado diciendo que la gente se había inventado las heridas. Pido perdón por haber puesto en duda la cifra de heridos. Y, ya de paso, pido perdón porque el portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, excretó el martes, después de una indigestión aguda de Pentavin con perforación rectal, las frases: "La huelga de Catalunya es de corte nazi", "Turbas violentas cortan carreteras" y "ERC, la CUP y otra formación (sic) están deseando que haya muertos en Catalunya".

Y venga buscarlas y buscarlas. Y nada. Unos nervios, oiga. Suerte que al final, gracias a la ayuda de muchas personas humanas he conseguido el fragmento. Corresponde a una entrevista que Lídia Heredia ha hecho a Enric Millo en Els Matins de TV3:

Efectivamente, lo ha oído bien: "No puedo hacer más que lamentarlo, pedir disculpas en nombre de los agentes que intervinieron en esto, pero también... bla, bla, bla". O sea, no está pidiendo perdón él, ni el Gobierno que él representa. Pide perdón en nombre de los agentes. O sea, la culpa es suya. De los agentes. Se ve que los chicos estaban en el "Piolín of the sea" y se les ocurrió: "qué, vamos a dar un paseo", la cosa se les complicó, se les escaparon unas hostias y nada, que "Lo siento mucho me equivocao y no volvera en ocurrir". Pero, a ver una cosa... ¿Si los agentes repartieron fue porque alguien les dio una orden, no? Por lo tanto, sí, tienen que pedir perdón los policías por la desproporción, naturalmente, pero también quienes los soltaron.

Y no es Enric Millo quien tiene que hacerlo, aunque le entra en el sueldo. Porque él no dio la orden. Los que tienen que salir son el presidente y la vicepresidenta del Gobierno y el jefe del operativo en BCN, este señor que el 23-F se presentó en el cuartel de la Guardia Civil de su pueblo vestido de falangista.

Pedir disculpas y, a continuación, largarse lo más lejos posible.