Cuando Esperanza Aguirre aparcó su vehículo privado en el carril bus de la Gran Vía de Madrid para sacar dinero de un cajero automático, se montó una gran zapatiesta mediática. A la ex presidenta de la Comunidad de Madrid la pillaron “in fraganti”, se encaró con los municipales y se dio a la fuga. Así que hubo multa y hasta una persecución de película por las calles de Madrid. El escándalo, que ocupó muchas portadas y más minutos de televisión, acabó en los tribunales. Todo un espectáculo protagonizado por quien aspiraba en aquél momento a ser la alcaldesa de la primera ciudad de España.

Dos años después, la vicepresidenta del Gobierno, de quien dicen que su ambición por suceder a Rajoy en La Moncloa permanece intacta, ha hecho lo propio acompañada de su jefa de gabinete. En el misma calle, unos metros más abajo, en su coche oficial y para hacer unas compras en el Primark, el gran hipermercado de la moda “low cost”. Quienes conocen a Soraya Sáenz de Santamaría y a María Pico, que le hace más de “personal shopper” que de ideóloga de la agenda territorial, saben que ambas son más de Lista que de Gran Vía; de Escada que de Primark; de la Milla de Oro que de Chueca…

Pero ya se sabe que para gustos, los colores y que dónde compre la vicepresidenta es asunto suyo y sólo suyo, si no fuera porque cometió la misma infracción que Esperanza Aguirre y porque el coche en el que viajaba y la esperó hasta que hizo sus compras no era el propio, sino uno del Parque Móvil del Estado que costeamos todos. La multa, si la hubiera -200 euracos-, la pagaríamos también todos. ¿Alguna crítica? ¿Algún debate?  No, claro, es Soraya Sáenz de Santamaría. Aspira a presidir el Gobierno de España, pero lo del Primark es “peccata minuta”. Total, ¿quién no va de compras con el coche oficial?, ¿quién no aparca unos minutos en el carril bus para darse un garbeo por un hipermercado de la moda barata? Y sobre todo, ¿quién va a criticárselo?

Susana Díaz también es asidua al Primark de la Gran Vía. Es allí donde se da su particular baño de multitudes cuando su agenda capitalina se lo permite. ¡Acabáramos!

Soraya es mucha Soraya. Y si ahora ha decidido ahorrar en vestuario y adquirir ropa “low cost”, que más da que lo haga en coche oficial o que aparque en doble fila en plena Gran Vía. Igual esto también tiene que ver con la estrategia del diálogo y el consenso, que no hay nada que haya hecho más por la igualdad entre territorios que firmas como la de Primark o las de Amancio Ortega.

Susana Díaz también es asidua al Primark de la Gran Vía. Es allí donde se da su particular baño de multitudes cuando su agenda capitalina se lo permite. ¡Acabáramos! Era eso: el pacto del Primark como primer paso para el acercamiento, después del reconocimiento explícito de la vicepresidenta de que ha faltado diálogo con los socialistas para afrontar el conflicto catalán.  Por el Primark se empieza. Luego, ya veremos. ¡Cómo hemos cambiado! Si el PP quiere ir de la mano del PSOE en Catalunya, por qué no va a comprar en los mismos sitios.