El gran público la descubrió durante el mítico debate de las elecciones europeas del 2014 realizado en TV3. Parecía una parodia, pero era real. Pasó a la historia de twitter como "la señora UPyD" (incluso le abrieron una cuenta) pero se llamaba (y se llama) Teresa Giménez Barbat.

Iba de número seis de UPyD y participó en aquel debate porque su partido, sin ninguna representación de ningún tipo en Catalunya y con sólo 14 mil votos en nuestras elecciones, tenía un eurodiputado y eso le daba derecho a estar allí.

Su partido obtuvo cuatro escaños en España y ella se quedó fuera. Pero al cabo de poco tiempo, como que el número 1 Francisco Sosa Wagner dimitió y Fernando Maura se fue de diputado de Ciudadanos en Madrid, ella acabó entrando. Pero, también al cabo de poco tiempo, y en plena desintegración de UPyD, abandonó el partido. Eso sí, conservó el escaño y se pasó a Ciutadans. Y allí está.

Y es desde allí desde donde ha presentado una pregunta a la Comisión Europea solicitando su intervención "para evitar la discriminación lingüística y el respeto a la diversidad".

Y ahora usted se preguntará: "¿y de qué va la cosa?. Bien, pues va de que "la Plataforma per la Llengua ha recibido subvenciones del gobierno de la Generalitat por valor de más de 4 millones de euros durante los últimos seis años y parte de ellos se han dedicado a desarrollar una aplicación que tiene como objetivo poder denunciar si algunos de los 1,5 millones de comercios existentes en Francia y las Comunidades Autónomas de Catalunya, Aragón, Comunidad Valenciana o Baleares en España no hacen un uso adecuado del catalán según el criterio tanto de esta plataforma como de sus usuarios".

Y también va de que "esta acción contraviene el artículo 21 de la Carta de Derechos Fundamentales de la UE, que además es jurídicamente vinculante y que se refiere a la no discriminación por motivos de religión, sexo, lengua, raza, opiniones políticas o de cualquier otro tipo".

Bien, sobre el tema de las subvenciones, un servidor siempre dice lo mismo: si son ilegales o delictivas, en el juzgado de guardia estarán encantados de recibir la denuncia correspondiente. Y, con un poquito de suerte, la cosa prospera y llega a algún despacho donde la denuncia podrá ser debidamente afinada. Sobre el resto de la denuncia, en relación a lo de evitar la discriminación lingüística y el respeto a la diversidad, no puedo estar más de acuerdo. Como el artículo 21 de la carta de Derechos Fundamentales de la UE dice que nadie puede ser discriminado por razón de lengua, pues se trata de eso, de que cualquier ciudadano pueda, por ejemplo y tal como prevé la ley, poder tener la carta de un restaurante en los dos idiomas oficiales. O que los clientes de los establecimientos puedan expresarse en cualquiera de los dos idiomas. Y como que esto todavía hoy no pasa, agradezco la preocupación y la sensibilidad de la señora Giménez Barbat.

Espero que le den la razón y que pronto se acabe con la discriminación del catalán en los locales públicos, incluidos los aeropuertos. Porque es eso lo que denuncia la Plataforma per la Llengua y no lo que dicen algunos amigos ideológicos de la señora Giménez Barbat, que ya están hablando de listas negras como las de los nazis y el bla, bla, bla habitual.

Porque, claro, no creo que todo eso que está haciendo la señora Giménez Barbat sea para intentar desacreditar a quien defiende el catalán... ¿No, verdad? Es que si fuera así sería muy feo ir al corazón de Europa, donde sí que sufrieron realmente el nazismo, a decirles que en Catalunya hay unos que piden respeto por su lengua y que, por este motivo, son calificados de nazis. Bien, sería feo y muy extraño. Sobre todo porque en la denuncia se invoca, precisamente, el respecto a la diversidad.