A medida que nos acercamos al 1 de octubre el ogro español enloquecerá de rabia y desconcierto, como los vampiros cuando son puestos en presencia de una cruz o el Capitán Garfio ante Peter Pan. El Govern podría haber activado por decreto la ley del Referéndum pero ahora es importante que se vote en el Parlamento y que los diputados de Podem se sumen, como está previsto, al acto de reparación histórica que significará su aprobación.

Es normal que los partidos y los diarios que evitaron juzgar el régimen franquista y que dieron por buena la idea de que el gobierno republicano era el que se había sublevado en 1936 ahora se atrevan a pensar que el referéndum es un golpe de estado. Si Podem vota la ley se hará más evidente que el rey Alfonso XIII se exilió para evitar que Catalunya se independizara y volveremos al abril de 1931 sin los obstáculos del ejército, del hambre y del pistolerismo.

Como ahora los españoles no pueden sacar al rey que Franco puso y llevan décadas diciendo que son gente de paz, están ligados de pies y manos ante el independentismo y el republicanismo catalán. La España democrática quiso basar su legitimidad sobre la idea de que los catalanes son españoles por propia voluntad. El papel vertebrador que se dio a esta mentira, defendida por el Rey y por el mismo Pujol, es lo que ahora hace que el referéndum tenga tanto apoyo y produzca al mismo tiempo tanto vértigo.

Los articulistas que, como Antoni Zabalza o Gregorio Morán, denuncian la pasividad de Rajoy delante del 1 de octubre, no tienen ninguna alternativa realista para proponer. El sueño húmedo de la destrucción de Catalunya queda más lejos que nunca y aquel unionista de bien, que antes justificaba la política lingüística de Franco "porque las lenguas son para comunicarse", ahora habla el idioma del país y todo lo que puede hacer es pretender que es experto en gestión de censos y procesos refrendarios para pronunciar discursos victimistas.

Como sugería la ilustración que acompañaba el último artículo de Zabalza en El País los eslabones de las cadenas que mantenían la unidad de España se han convertido en clips de oficina de estos que utilizas para reunir papeleo judicial sin ningún efecto. Los diarios españoles todos los días reconocen a través de sus articulistas que si pudieran hablar de prisiones, deportaciones y fusilamientos con la naturalidad que nos tratan de delincuentes, lo harían igual de convencidos.

Como ya se empieza a ver en casos que no hay que mencionar, el unionismo catalán lo tiene mal y algunos acabarán llorando como pequeños demagogos lo que no han sabido defender como demócratas auténticos. Mientras que el independentismo ha tenido sectores que han mantenido la bandera de la crítica y de la verdad, el unionismo ha matado toda inteligencia y matiz en sus filas. Si los españoles quieren acabar con la idea del referéndum tendrán que renunciar a su democracia, y no los veo dispuestos a sacrificarse por un ideal que la globalización y la tecnología hacen innecesario y anecdótico.

La relación que Wikileaks y Julien Assange han establecido entre el 1 de octubre y las manipulaciones de El Periódico para desprestigiar a los Mossos, es uno de los muchos apoyos que le caerán a Catalunya si el Govern pone las urnas y la gente vota. Los ataques a la policía catalana son una reacción de Madrid ante la constatación de que si los partidos unionistas no controlan el país, los policías españoles tampoco. En un Estado de tradición autoritaria eso tiene que haber sentado muy mal.