Pepe Antich, que es un director que no se lo coge con papel de fumar, me ha dado un mes de excedencia para que lo dedique a mis cosas. Cuándo lo llamé, me dijo:

— Ahora hay elecciones y algunos aprovecharán para decir que soy yo que te censuro!

El problema quedó resuelto rápidamente porque la decisión es mía y no me cuesta explicarme. He pedido un mes de excedencia porque hace tiempo que quiero empezar un libro y ahora mismo no veo que tenga ningún sentido hacer el esfuerzo de escribir sobre política catalana, ni española.

Todo lo que diría ya lo he dicho demasiadas veces y yo me dedico a escribir no a fabricar churros. El periodismo requema, y más en un país invertebrado que te obliga a defender las cosas básicas. No tiene sentido contribuir a legitimar unas elecciones impuestas por esta dialéctica entre víctimas y verdugos que siempre acaba hundiendo el Estado español, con Catalunya dentro.

Me retiro un tiempo porque los malotes han ganado la batalla y no pienso suicidar gratis mis neuronas. Como ya he explicado, el pretexto de la violencia interesa a demasiada gente de los dos bandos para poder oponerse de forma constructiva. Hay demasiado ruido para desmontar mentiras y prefiero ordenar todo lo que he visto en los últimos meses.

Aunque tengo fama de arrebatado no he escrito nunca nada, ni prácticamente he hecho nada en la vida, que no fuera pensado para tener una influencia positiva. La inteligencia degenera cuando no tienes coraje para velar por tu alma. El hombre se suele perder por los caminos que coge pendiente de evitar problemas.

Puigdemont y sus predecesores han sacrificado las posibilidades que Catalunya tenía de alcanzar la independencia para conservar su espacio político. Los herederos del catalanismo, que se pasaron 150 años poniendo la cabeza como un tambor a los políticos de Madrid, ahora se instalarán en Bruselas para tratar de repetir el negocio al por menor y de forma fraudulenta.

La violencia contra Catalunya, que fue una amenaza real hasta que se convirtió en un pretexto para vivir de la buena fe de las personas, sigue alimentando el espejismo corrupto de siempre. Aunque la globalización ha evaporado las viejas fronteras y que Madrid ya no es una ciudad aislada, la mayoría de nuestros políticos todavía viven del miedo a que Catalunya sea arrasada y España todavía tiene terror de una Catalunya libre.

En las próximas elecciones sólo podremos escoger entre un grupo de políticos a sueldo de Madrid que niegan el derecho a la autodeterminación y unos partidos que han impedido a los catalanes de defenderse como personas libres. Los dos bloques quieren naturalizar la misma ignominia: unos quieren obligar a Catalunya a volver al autonomismo por la fuerza del miedo y los otros intentan mantener un clima de anormalidad que les permita seguir explotando el victimismo.

ERC y la vieja Convergència ya han decidido partirse las migajas de la victoria del 1 de octubre, que nunca han sabido como gestionar. Mientras que Puigdemont hará pujolismo barato en Europa, los republicanos harán pujolismo barato en Catalunya. Marta Rovira, que tuvo un papel decisivo en la realización del referéndum, a mi entender se ha rendido o está a punto de hacerlo. Si fuera más fuerte dimitiría o se negaría a colaborar en esta pantomima.

El 21-D votaré la CUP, que es el único partido que se puede votar —quizás porque todavía no ha gobernado. No tendría sentido pasarme una campaña desmontando la demagogia de los dos bandos. Los electores tienen todas las herramientas que necesitan para votar sin engañarse y mis artículos no harán ninguna diferencia. A veces vale más dejar caer el carro por la pedriza y que el estropicio deje entrar la luz que el miedo no deja ver. Ya puedes silbar si el asno es tozudo y quiere morir de sed.

Utilizar la violencia utilizada contra nuestros antepasados de una manera tan barata nos envilece como país y degenera el lenguaje. Una patria solo es un conjunto de individuos libres que se identifican entre ellos, el resto es barbarie disfrazada con un traje de Emilio Tucci. Si no eres capaz de defender tu libertad nadie la defenderá por ti. Yo no me dejaré encerrar en una jaula.

Hasta despues del 21-D