​El Ibex ha descendido y ha perdido los 9.500 puntos en una jornada en que era necesario perspicacia para gestionar el descenso. El Eurostoxx lo ha hecho de una forma más brusca.

Los mercados sabían que habían entrado en zonas de sobrevaloración y riesgo que requerían un ajuste fino o brusco. El Dow Jones ha adelantado mensajes que podía ser la hora.

En todo este proceso hacia la normalidad ha jugado un papel importante el nuevo secretario del Tesoro americano, Steven Mnuchin, quien ha sabido bajar a tierra las promesas de Trump. Ha dicho que la economía americana crecerá un 3% en 2018, no un 4%, cuando para este año la Reserva Federal prevé que será del 2%. O sea, en línea, en trayectoria. Ha comentado también que la reforma fiscal no será inmediata sino consensuada con el Congreso. Y ha añadido que "tiene unas espléndidas conversaciones telefónicas con China". Es decir, riesgos controlados tanto en dirección a las falsas vías de las utopías, como en caso contrario, hacia lo peor.

El ajuste era inevitable, pero lo lo interesante es que ha sido suave. A ello en el Ibex ha ayudado Indra, que ha vivido la jornada como gran protagonista, actuando de madrinas IAG y Telefónica, entre otras.

En Wall Street, los grandes bancos como JP Morgan están advirtiendo que la subida de tipos de interés se va a producir pronto, igual en mayo, de manera que recalculen los valores de sus carteras. Eso hizo que la jornada aunque bajista fuera tranquila e inteligente.