Puse el contacto, arranqué el coche y, antes de que pudiese darme cuenta, su voz sonó como una descarga eléctrica. Rápidamente, solté el volante a riesgo de matarme para cambiar de emisora, pero su repugnante risa ya se me había instalado en el cerebro. Era él, el infame Javier Cárdenas, presentando su programa matinal en Europa FM. Todavía no sé quién fue el desgraciado que sintonizó eso en mi coche.

Ahora, Cárdenas ficha por Televisión Española. Dos millones de euros de la Televisión Pública, sufragados con nuestros impuestos, destinados a pagar el nuevo invento televisivo de uno de los personajes públicos más casposos del último siglo. Machismo, misoginia, agresividad verbal y tendencia a la amenaza, son algunas de las notables características de Javier Cárdenas. Cárdenas, que se hizo famoso por entrevistar a frikis y gente de la calle en Crónicas Marcianas, ya cuenta con una sentencia del Tribunal Constitucional por burlarse de una persona con discapacidad física e intelectual en el año 2002.

El momento más polémico de Cárdenas en los últimos tiempos fue el acoso y maltrato que vomitó contra una tuitera, por haberle recriminado la defensa que el presentador estaba haciendo del profesor de la USC acusado de machismo en el aula, tema del que también hablamos aquí.Aquel día, Cárdenas soltó perlas como “si todos tus compañeras, vienen con esos escotes, los chicos aquí no van a estudiar”. Y propuso como solución establecer la dictadura del más fuerte “Tú coges a la alumna y le dices, ven aquí un momento, a mi clase es la última vez que vienes así”. Para luego dar lecciones de estilismo a las chicas, recomendando no ir con escote a clase: “Es decir, una cosa es irte a estudiar y otra irte de juerga…eso lo haces aparte”. Vamos, que de noche un poco putón está bien y además es necesario, pero, de día, una debe ir más recatada a riesgo de evitar el empalme del profesor, accidentes laborales, violaciones y el colapso de la economía nacional.

La tuitera, que no daba crédito, manifestó su indignación en las redes y el tema se hizo viral. Cárdenas se enfadó y empezó un hostigamiento que duró días. En su programa y en directo, reveló la identidad de la chica que tuiteaba bajo un pseudónimo, dijo donde trabaja, y presumió de haberse puesto en contacto con su jefe para pedirle que la despidiera. En un audio que después fue retirado de la web del programa, Cárdenas aseguró que habían hablado con el propietario del establecimiento donde trabajaba la chica y, ante la negativa de éste de despedir a su empleada por opinar de Cárdenas lo que le saliese del coño y más todavía, fuera de horario de oficina, empezó un rosario de amenazas a ella y a su jefe, dignas de cualquier pandillero con un gramo de farlopa en el cuerpo. Gracias a otra tuitera, a la que también amenazó, aquí podéis escuchar los audios borrados. Mientras, los cuatro palmeros que tenía en el estudio asentían a cada barbaridad del mesías con un penoso runrún de “claro”, “claro”, “claro”.

Además de machista, la inteligencia de Cárdenas es, como poco, limitada. En una entrevista en Papel publicada hace menos de un mes, Cárdenas declaraba, muy orgullosamente no tener “ninguna ideología definida” con unos argumentos que dejarían en bragas el primer volumen de Vacaciones Santillana: “De los partidos, no me gusta que si eres de derechas tengas que ir a favor de los bancos y si eres de izquierdas a favor de los pobres ¿Quién coño se ocupa de los que estamos en el medio?”. Sobre Hitler llegó a decir que no era un dictador: “Dictador, no, porque recordemos que fue elegido por el pueblo” y consiguió relacionarlo con Venezuela con una destreza digna de Albert Rivera: “Aunque ojo, también van de socialistas en Venezuela y no te pierdas la barbaridad que están sufriendo allí”. Ególatra, se proclamó a si mismo y a su programa de radiofórmula como la opción inteligente: “Antes los matinales parecían, con perdón, para tontos”. Y ojo, que esto lo dice el tío que nos descubrió a Paco Porras y a Carmen de Mairena. Cualquier persona que critique a Cárdenas en Twitter tiene como mínimo, su bloqueo, y probablemente, unos cuantos minutos de su programa echando mierda por la boca.

La parrilla de Televisión Española, ficción aparte, se ha convertido en el refugio del taruguismo nacional

La parrilla de Televisión Española, ficción aparte, se ha convertido en el refugio del taruguismo nacional. La declaración de Cárdenas sobre su concepto de la izquierda y la derecha me recordó a otra no menos jugosa de otra estrella de la televisión de todos los españoles, Mariló Montero: “Soy tan feminista como machista”. Una sentencia que, para que lo entienda Mariló, es lo mismo que decir que eres tan rubia como morena pero a la vez, y sin mechas. En la misma entrevista, Mariló también se refería a la historia de la “pobre” Mónica, una mujer que cogía comida de la basura y protagoniza uno de los relatos de su libro. Mariló le dijo esto a la entrevistadora: “¿No crees que dibuja mucho cómo somos realmente las mujeres?", "¿Lo que hemos heredado de nuestras madres, que es mantener la dignidad de la familia?”, “Los problemas de casa se quedan en casa” (…) “Mónica sale de su casa de noche, mientras todos duermen, para coger alimentos y que ellos crean que mantienen el estatus social que han alcanzado. Y me parece de una enorme sutileza y elegancia el que ella pueda ser mendigo sin perder la dignidad de una gran señora”.

En su programa, el matinal de TVE del que ahora se encargará Silvia Jato, también hubo hueco para la prostitución en torno a un curso para ser una buena prostituta. Entre las incoherencias de la organizadora del curso, Concha Borrel, y la indignación de la abogada feminista Lydia Falcón, Mariló hizo preguntas que dejaban con la boca abierta al personal: “¿Lo hacen por dinero expresamente?”, “¿También se le enseñarán las prácticas?”, y propuso como tema de debate si ser puta sería más fácil o difícil que limpiar casas o trabajar 15 horas en un súper.

No me puedo olvidar de Toñi Moreno, que en el polémico programa Entre Todos le espetó a una presunta víctima de malos tratos: “O denuncias o te callas el resto de tu vida”. Ni del buque insignia de la casa, Masterchef, convertido últimamente en el Gran Hermano de la tele pública sin ningún disimulo. Jordi Cruz, uno de los miembros del jurado, se refería así a una concursante: “Natalia es muy atractiva, lógicamente es más agradable hacerle el comentario a ella que a Ángel o a José Luis”, “Al jurado de Masterchef no se le puede sobornar ni con la mejor de las bellezas”. Comentarios que fueron apoyados con barridos de cámara del cuerpo de la concursante, por no mentar más el papel de florero de Eva González. Tampoco estaría bien omitir las andanzas de Bertín Osborne, que, con su programa, consiguió que muchos televisores volvieran al blanco y negro".

Hace unos días, Mariano Rajoy, nuestro sensato y equilibrado líder, dijo que “los partidos deberían llegar a un acuerdo para tener una televisión pública independiente, semejante a la BBC”.  Y casi me da un síncope. Mariano, el que echó por tierra la reforma legislativa de Zapatero que obligaba a un nombramiento por mayoría parlamentaria del presidente del ente público y que había conseguido unos informativos que fueron líderes de audiencia entre 2009 y 2012. Mariano, que en cuatro años, batió un récord de pérdida de audiencia, un tercio menos desde que empezó a gobernar el PP. Mariano, que consigue que los trabajadores de TVE se levanten cada dos por tres ante la flagrante pérdida de libertad y por el digno ejercicio de la profesión. La última, con la censura de los audios de Fernández Díaz. Mariano, que en el mes previo a las últimas elecciones, reconfiguró la parrilla de los informativos de la televisión pública, consiguiendo que dedicasen el doble de tiempo a hablar de Venezuela que a la situación del paro en España.

Que vuelvan Parada y su piano, por favor, Mariano.