Cada vez que el soberanismo alcanza un hito, la mandada de guardianes del seny tribal salen de su guarida para recordarte que ahora toca descansar y disfrutar del capital acumulado. Después del éxito incontestable del 1-O, con Rajoy todavía buscando las urnas y la policía sorprendida por la resistencia carnívora de los catalanes, los sensatos de siempre se dedican a burlarse de la DUI como si fuera un suicidio político. Diuen, diuen, diuen, con voz aflautada y ademán serio, que el independentismo ganó un montón de indecisos indignados con la represión policial el pasado domingo y que ahora hay que gestionar el capital político que ha acumulado para el gobierno Puigdemont. Son los mismos, por desgracia, que hace meses se reían del referéndum diciendo que sería un 9-N de pacotilla (hola, Germà Bel) y que la votación se tenía que sustituir por unas nuevas plebiscitarias de candidatura única.

Ante el enésimo ataque de los caballeros del seny, ante la enésima embestida de los sabios de la tribu, de todos estos catedráticos que —todavía a día de hoy— no han entendido que, con el fin de imponerse a Catalunya, a España sólo le queda la violencia policial, nosotros declaramos la muerte del entendimiento y cantamos bien alto la resistencia. Si el independentismo ha ganado capital después del 1-O es porque nuestros dirigentes decidieron ir de cara a barraca con el referéndum, dejando sin máscara el chantaje represor del Estado. Rajoy no se equivocó por repartir leña de una forma torpe, sino porque se pensó que los catalanes todavía se mueven por los prejuicios de ellos mismos con que los años de castración pujolista los atenazó. Felipe VI no se equivocó porque negara la posibilidad del diálogo en su famoso discurso, sino por la porra de Carlos III que lo secundaba en el despacho.

Ahora ya no hay duda: los catalanes defenderemos la legitimidad del Parlament tal como preservamos la salud de nuestras urnas

Habíamos escuchado mil y una veces que, ante un guardia civil, el catalanito de turno abandonaría la lucha y volvería obediente a casa con el fin de abrir la tiendecita e ir tirando. Pero vosotros resististeis, y ahora os toca de nuevo dejar en evidencia a los mismos preservadores del peix al cove que vaticinaron la derrota de la gente. Si el independentismo renuncia a la DUI, estará igual de muerto que si hubiera abandonado la idea del referéndum, y exactamente por los mismos motivos, pues uno sólo gana soberanía si la ejerce hasta las últimas consecuencias. Ahora ya no hay duda: los catalanes defenderemos la legitimidad del Parlament tal como preservamos la salud de nuestras urnas, rebosantes de votos. Si hace falta, el lunes rodearemos la cámara catalana y estaremos igualmente dispuestos a recibir toda la leña que haga falta, si es que sólo así podemos defender el libre albedrío de nuestros diputados electos.

La mejor forma de guardar un capital político y de ampliarlo es ejerciendo el marco de libertad que este comporta. No os dejéis engañar por los de siempre, os lo ruego. Los mismos que no quieren la DUI, renegaban del 1-O y se reían de vosotros, apelando al sentido común y justificando la opresión policial. ¡No se lo permitáis! ¡Que muera el seny y viva la resistencia!