Turquía, el estado que nació el 29 de octubre de 1923 bajo el nombre de República de Turquía y gobernado por Mustafa Kemal, ha mirado en los últimos años hacia el horizonte con la esperanza de encontrar la democracia que le corresponde a su población. A pesar de no cumplir ni con cien años de república, ya ha sufrido hasta cinco golpes de estado que han empeorado su imagen hacia el exterior.

Esta proyección de país poco democrático y con una fuerte inestabilidad le han hecho ganar un papel poco creíble a la hora de presentarse como país que respeta los derechos humanos y cree en la capacidad de su población para autogobernarse.

Recep Tayyip Erdoğan, el hombre que hoy es la causa de muchos problemas para occidente, representaba una figura importante a la hora de explicar el giro democrático y conciliador que adquirió Turquía a comienzos de milenio. Reformas favorables al cumplimiento de los derechos humanos, apertura de relaciones con los vecinos históricamente incómodos, como Armenia, o el esperado proceso de paz con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), hicieron creer al mundo y a la Unión Europea que Turquía se estaba convirtiendo en el tipo de Estado que se merece su pueblo.

Gulenistas i Kemalistas

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, no ha caminado siempre solo. Para llegar al poder, como primer ministro, se ayudó del conocido clérigo y teólogo Fethullah Gülen. El clérigo adquirió en los años 80 una gran relevancia por todo el país al no esconder su estima por el Islam en un momento en que la corriente 'kemalista', proveniente del ya citado fundador del país, Mustafa Kemal, se imponía al Estado turco.

Así pues, la corriente islámica desde una visión moderada y moderna creó tendencia en Turquía. Su número de seguidores fue bien aprovechado por un Erdogan que necesitaba de su apoyo para llegar al poder. De esta manera, ambos líderes llegaron de la mano a lo más alto de la política turca y llevaron a cabo varias reformas que empujaron al país a una gradual apertura al mundo.

El 'gulenismo', pues, contrarrestó a la corriente 'kemalista' y estos dejaron de ser una amenaza hacia las políticas de Erdogan. Años después de la alianza entre los dos personajes, el primer ministro inició una investigación que señalaba Fethullah Gülen como partícipe de una trama de corrupción. Con Gülen fuera del gobierno y más tarde, exiliado, Erdogan se quedaba solo al frente del ejecutivo a un año de presentar su candidatura como presidente del país. Aun así, el 'gulenismo' había calado en todos los estamentos de la sociedad turca, y en especial, a las instituciones educativas, medios de comunicación, y entre empresarios y burócratas.

La educación 'gulenista' no era sólo una moda, sino que es un movimiento a nivel global y que traspasa fronteras. Mientras los 'gulenistas' se autodenominan 'Hizmet', que significaría 'el servicio', el actual presidente turco denomina el grupo FETO, es decir, organización terrorista o estructura paralela. Aunque llegan a muchos estamentos, la educación es uno de los pilares sobre los que se asienta.

Fin de la 'democracia'

Por otra parte, la etapa moderada de Erdogan empezaba a llegar a su fin y el proceso de paz con el PKK finalizó el año 2015, iniciando una escalada bélica en el Kurdistán turco. La reacción de la población ante los hechos era de rechazo y uno de los sectores más indignados fue el educativo. El once de enero de 2016 un grupo de académicos firmaron un documento titulado 'No seremos cómplices de este crimen'. El documento no pedía más que la paz en el Kurdistán, un proceso que se había interrumpido poco antes y que amenazaba gravemente el estado de derecho en Turquía. A partir de aquí, las purgas a diferentes colectivos se medía en miles de personas. Baris Tugrul, profesor de la Universidad de Hacettepe, en Ankara, explica a El Nacional cuál es el mecanismo para saber si has sido víctima de esta persecución y qué futuro te espera si te han 'purgado'.

Las dos caras de Erdogan

Según opina el mismo profesor, la época de reformas positivas quedó agotada cuando se rompieron las negociaciones de paz con el PKK. Según afirma, "era una parte más de la apertura democrática. También hubo un proceso de normalización de las relaciones con los vecinos. Cuando miras la política exterior, Turquía tiene problemas con todos los vecinos que tiene: contra Al Assad, contra el PKK y con Armenia, que en su detrimento prefiere tener buenas relaciones con Azerbaiyán por los negocios que tiene allí.

En el primer mandato de Erdogan hubo reformas de cara a la entrada en la Unión Europea e incluso sectores de izquierdas apoyaron Erdogan y lo veían como un paso positivo hacia la democratización del país. Después empezaron las reuniones de paz con el PKK y eso significaba un claro avance de cara a la democracia. Según Tugrul, "ahora todos estos sectores se sienten engañados porque con los cambios no se avanzó y no cambió nada".

Las relaciones con Armenia, un tema que durante muchos años fue tabú y pasó a poder hablarse, han sufrido un retroceso. Con respecto a las relaciones con el PKK, el profesor recuerda que se podía hablar a las clases, mientras que ahora ha devuelto|vuelto el silencio: "si hablo y digo alguna cosa que no gusta, algún alumno podría presentar una queja".

Según Freedom House, la libertad de expresión en Turquía se encuentra en una situación de "libertad parcial" y destacan que va en detrimento. Los motivos que destacan son la violencia entre el gobierno y el PKK o el Daesh, y la opresión en los miembros de la oposición.

Un referéndum ilegítimo

Baris Tugrul tiene claro que la consulta popular que hizo el presidente Erdogan hace pocos meses no fue legítima. Según el analista, todo el mundo tenía claro que él ganaría, pero alerta de la división y crispación que hay en estos momentos en el país.

Enseñar con miedo

El doctor Baris Tugrul también es uno de los signatarios del documento que ha conduit a los profesores al caos: 'No seremos parte de este crimen'. Además, su dedicación profesional consiste en investigar la causa del Kurdistán, trabajo mal visto por el gobierno de Erdogan, que relaciona parte de este colectivo con el terrorismo. De esta manera, Tugrul sabe que tiene que ir con cuidado.