La directora general de la Unesco, Irina Bokova, ha anunciado hoy que Estados Unidos ha decidido retirarse de la organización después de haber suspendido ya en el 2011 el pago de sus contribuciones tras la entrada de Palestina. Unas horas más tarde, Israel se ha añadido a los norteamericanos y ha anunciado su retirada.

La responsable de la organización de la ONU para la Educación, la Cultura y la Ciencia ha señalado en un comunicado que el secretario de Estado de los EE.UU., Rex Tillerson, le ha notificado oficialmente esta decisión, que ella "lamenta profundamente" y considera "una pérdida para el multilateralismo".

Posteriormente, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha anunciado que ha dado la orden de iniciar los preparativos para que el país abandone también la organización.

El representante de Israel ante la Unesco, Carmel Shama-Hacohen, había recomendado poco antes de conocerse la orden de Netanyahu la salida del país de la organización. "En los últimos años, la Unesco se ha transformado en una organización extraña que ha perdido el camino profesional a favor de los intereses políticos de ciertos países", ha argumentado, según recoge el diario Yedioth Aharonoth.

La Unesco, "antiisraelí"

En un comunicado del gobierno norteamericano, el Departamento de Estado ha comunicado la retirada de la institución, acusándola de ser "antiisraelí". No obstante, Estados Unidos conservará una plaza como miembro observador.

El comienzo de las malas relaciones entre la Unesco y EE.UU. empezaron a raíz de la incorporación de Palestina en el organismo internacional en octubre de 2011. Entonces, la Unesco ganó un miembro, pero perdió la financiación que aportaba el gigante norteamericano. La aportación del país presidido por Trump representaba el 20% del presupuesto.

Entonces, Estados Unidos no fue el único país en negar la entrada de Palestina: en la votación de 2011, 14 países votaron en contra de la incorporación del territorio disputado, entre los que se encontraban Israel, Suecia, la República Checa, Alemania, Australia y Canadá. A pesar de todo, una mayoría —107 países— votaron a favor de la resolución de incorporación, que contó con importantes apoyos geoestratégicos, como Rusia o Francia.