Las elecciones británicas dejan un mal resultado para el independentismo escocés. El Partido Nacional Escocés (SNP) se queda con 35 diputados, perdiendo 21 por el camino. Hay que recordar que en los anteriores comicios, la formación de la ministra principal de la región, Nicola Sturgeon, aspiraba a retener los históricos 56 escaños del total de 59 distritos electorales que corresponden a Escocia, que consiguió en las elecciones generales de 2015.

Los analistas no consideran que estos resultados desacrediten la hoja de ruta de Sturgeon de convocar un nuevo referéndum por la independencia, sino que consideran que se debe a una polarización entre Conservadores y Laboristas con la negociación del Brexit de fondo. Aunque se habían planteado las elecciones como una revalida a la opción independentista que había marcado en el horizonte un nuevo referéndum sobre la independencia, parece que algunos independentistas escoceses habrían preferido optar por decidir todavía a Westminster cómo tiene que ser la salida de la UE, en un voto claramente táctico.

Antes del año 2015, cuando se celebraron las últimas elecciones generales, los nacionalistas sólo tenían 6 diputados en el Parlamento y esta nación histórica era la clara bastión de los laboristas. Las encuestas no desgranan cuáles serían los resultados de los partidos grandes -conservadores y Laboristas- sólo para Escocia, pero todo hace pensar que habrían aumentado considerablemente su voto pensando en las negociaciones del Brexit, y que los laboristas habrían recuperado parte de su poder en la región, perdido los últimos años. La mayoría absoluta de la cámara está en 326 diputados, lo que dejaría en los de May sin fuerza suficiente para formar gobernar solos.