Tal día como hoy del año 1705, hace 312 años, los comisionados Mitford Crowe –en nombre del gobierno de la reina Ana de Inglaterra– y Domènec Perera y Antoni de Peguera –en nombre de las instituciones de Catalunya– firmaban en Génova una alianza política y militar entre los respectivos países. Este pacto se articulaba en el contexto de la guerra de Sucesión hispánica, que enfrentaba a las dinastías Borbón y Habsburgo por el trono hispánico. Con la firma de este tratado, Catalunya actuaba plenamente como un Estado soberano, al tomar posición en un conflicto internacional al lado de las potencias partidarias del candidato Habsburgo y en contra del eje borbónico francocastellano.

El pacto con categoría de tratado firmado en Génova era la culminación de un movimiento social y político que se remontaba al año 1701. La historiografía tradicional española, con el propósito de reducir la categoría del movimiento a la de una revuelta de bandoleros, ha puesto mucho énfasis en el juramento que el Borbón hispánico hizo de las Constituciones de Catalunya (1702). Lo cierto es que lo primero que había hecho al poner los pies en el Principat había sido cesar al virrey Jordi de Darmstadt, que disfrutaba del reconocimiento de todos los estamentos políticos, sociales y económicos del país. Y en su lugar había nombrado a los castellanos Portocarrero (1701-1703) y Velasco (1703-1705).

 Barcelona contra el virrey Velasco. Fuente Wikipedia

Barcelona contra el virrey Velasco / Wikipedia

Portocarrero y Velasco –y el aparato funcionarial que colgaba de su cargo– violaron impunemente y repetidamente las Constituciones que el Borbón había jurado en 1702. El año 1705 –el del Tratado de Génova– la administración borbónica había convertido las Constituciones en papel mojado, las instituciones en reliquias de un tiempo pasado, y los representantes de la sociedad en víctimas de una justicia secuestrada. La estrategia política borbónica pasaba por extirpar el sistema foral y desmontar el aparato productivo. Génova fue la apuesta decidida de Catalunya por el modelo político y económico de las potencias atlánticas: Inglaterra, Países Bajos y Portugal.