Tal día como hoy del año 1714, hace 303 años, Georg Ludwig von Hannover era coronado rey de Gran Bretaña y de Irlanda como George I, y se convertía en el iniciador de una dinastía que ocuparía el trono de Londres hasta 1910. Jorge I sucedía a la reina Ana, la última monarca de la dinastía Stuart, que había muerto el 1 de agosto de 1714 sin que su hijo y heredero la hubiera podido sobrevivir. Jorge I alcanzaba el trono en su condición de hijo de Sofía del Palatinado, una princesa de los Países Bajos que, como la reina Ana Stuart, era nieta del rey Jaime I de Inglaterra y VI de Escocia y que había sido designada heredera al trono después de la muerte del hijo de ésta.

Sofía no sobreviviría a la reina Ana, y los derechos de herencia pasarían automáticamente a su hijo, que se convertiría Jorge I. El príncipe Hannover, antes de ocupar el trono de Londres, había mantenido una postura muy favorable a los catalanes en la Guerra de Sucesión hispánica (1705-1714). Incluso, cuando aquel conflicto se convirtió en una guerra entre Catalunya y la Alianza de las dos Coronas (las monarquías hispánica y francesa), dio apoyo a la propuesta de constitución de un Principado de Catalunya independiente en la órbita política de las potencias aliadas. Fue muy crítico con la postura de los aliados internacionales en el Tratado de Utrecht (1713) que abandonaban Catalunya a su suerte.

Semanas antes de ser oficialmente coronado ya empezó a ejercer sus funciones. Y el 18 de septiembre de 1714 ordenó que la marina de guerra británica se dirigiera a Barcelona para liberarla del asedio borbónico. Barcelona, sin embargo, había capitulado siete días antes; circunstancia que, aparentemente, era desconocida en Londres. Algunos historiadores británicos sostienen que Jorge I no fue asociado al trono en los últimos meses de vida de la reina Ana Stuart por presiones de los tories —miembros del partido conservador, que habían maniobrado para abandonar el conflicto a cambio de compensaciones—, los cuales, conocedores de la postura del nuevo rey, habrían retrasado a propósito la toma de funciones.