Tal día como hoy del año 1977, hace 40 años, el consejo de ministros del gobierno español presidido por Suárez hacía público el decreto que derogaba la ley franquista de 1938 de supresión de la Generalitat de Catalunya. Con este decreto se restauraba —de forma provisional— la Generalitat y se reconocía la legitimidad de la institución tanto en su etapa republicana como en el paréntesis de la dictadura franquista. La restauración de la Generalitat, reconocida también como la institución de gobierno propia de Catalunya, se adelantaría más de un año al referéndum de la Constitución española (1978), y significaría uno de los avances más decisivos en el camino de construcción del régimen democrático.

La restauración de la Generalitat es, probablemente, la contribución más significativa que la sociedad catalana hizo al proceso de construcción y consolidación del régimen democrático español. El año 1977 resultaba impensable impulsar un cambio de sistema hacia un régimen de libertades sin la implicación del pueblo catalán y de sus instituciones de gobierno. Catalunya había sido pionera en la proclamación de la República y había sido, también, el último territorio de soberanía republicana. Catalunya sería, también, el principal frente de oposición al franquismo. Suárez entendió que sin la complicidad de la sociedad catalana, su proyecto podía tener serias dificultades para prosperar.

Seis meses antes —marzo de 1977— había sido creado el Consell General de Catalunya, que se formaría con cargos electos catalanes surgidos de las Elecciones Generales de junio de 1977, y que tenía el objetivo de elaborar un proyecto de Estatuto de Autonomía. Con la publicación del decreto de derogación de la ley franquista —la restauración de facto de la Generalitat— y el retorno del president en el exilio Josep Tarradellas (23 de octubre de 1977), el Estado español aceptaba —no sin fuertes resistencias y ruidosas críticas de amplios sectores de la sociedad española— la legitimidad histórica de la institución; que quería decir la legítima aspiración del pueblo de Catalunya a su autogobierno.