Tal día como hoy del año 1935, hace 82 años, la asamblea general de socios del Futbol Club Barcelona elegía a Josep Sunyol i Garriga para dirigir el destino del club. Sería presidente sólo durante un año, en el periodo entre el 17 de julio de 1935 y el 6 de agosto de 1936. Pero las circunstancias en que se produjo su muerte han elevado su figura a la categoría mítica en el imaginario barcelonista y catalán. Sunyol fue asesinado en los días iniciales de la Guerra Civil de 1936. El vehículo en el que viajaba fue interceptado en la sierra de Guadarrama (Castilla) por un pelotón de militares del bando sublevado, y el presidente Sunyol y el periodista Ventura Virgili fueron asesinados a sangre fría.

Josep Sunyol, nacido en Barcelona en 1898, había llegado a la presidencia blaugrana precedido de un gran prestigio personal. Gran aficionado de los deportes —especialmente del motor— había sido presidente del RACC. Fue, también, uno de los impulsores de la prensa de masas catalanista y republicana. En 1930 fundó el semanario deportivo La Rambla —suspendido en dos ocasiones por el gobierno español— que proponía reunir los conceptos de la práctica deportiva y del ejercicio de la ciudadanía. También había sido diputado en las Cortes republicanas españolas —por Esquerra Republicana— en dos legislaturas; y lo sería, todavía, en la tercera (1936-1939) hasta el día de su asesinato.

Nombran a Josep Sunyol. Palco del campo de Les Corts (1936). Sunyol i Companys. Font F.C. Barcelona

Sunyol y Companys en el palco del campo de les Corts (1936) / Fuente: FC Barcelona

Acabada la Guerra Civil, y cuando ya hacía casi tres años que había sido asesinado, las autoridades gubernativas franquistas le incoaron un expediente de depuración política. Durante décadas su figura fue proscrita por el régimen franquista. Y no sería hasta pasados 60 años de su muerte (1998) que su memoria sería parcialmente recuperada. Un grupo de intelectuales, liderados por Miquel Strubell, crearon "Amigos de Josep Sunyol". Pero el acto principal que se tenía que celebrar en el Camp Nou quedó desdibujado porque la directiva del presidente Núñez no se hizo eco: dejaron la publicidad "encerrada en un armario" del cual afirmaron "haber perdido la llave".