Tal día como hoy del año 1934, hace 83 años, la Alianza Obrera de Catalunya declaraba la huelga general por todo el Principat —con el apoyo tácito del gobierno Companys— que paralizaría Barcelona y otros grandes centros industriales del país. La Alianza era una plataforma que reunía la militancia de los sindicatos obreros Bloque Obrero y Campesino y Unió de Rabassaires y de los partidos políticos Unión Socialista de Catalunya, Izquierda Comunista y PSOE. La creación de la Alianza quería ser la respuesta de las clases obreras a las políticas sociales involucionistas que había puesto en práctica la coalición de derechas —PRR y CEDA— que gobernaba el Estado desde las elecciones generales de noviembre de 1933.

Aquella huelga que anticipó la proclama del 6 de octubre pondría de relieve tanto la profunda división que imperaba en el Govern de la Generalitat, como en el movimiento obrero sindical. En el ámbito político el gabinete Companys estaba sujeto a fuertes tensiones provocadas por un difícil equilibrio entre el independentista Estat Català, creado por el difunto president Macià y formación mayoritaria dentro de la coalición ERC; y los federalistas, y minoritarios, PartitRepublicà Català, creado por el president Companys; y Opinió, que contaba con la presencia destacada del que sería el futuro president Tarradellas. Estas divergencias condicionarían tanto la huelga como los hechos del día posterior.

La huelga, estrictamente, lejos de ser una manifestación de protesta social, se convirtió en una exhibición de fuerza de los partidos y sindicatos convocantes, que escenificaba la división del bloque obrero. Ni el anarquista CNT ni —a última hora— la agraria Unión de Rabassaires se añadieron a la convocatoria. Y el president Companys, arrastrado por la división de las fuerzas sindicales, cometería una cadena de errores políticos que, lejos de cohesionar las reivindicaciones mayoritarias de la sociedad catalana —la recuperación de la República catalana dentro de la Federación de Estados Ibéricos que había proclamado Macià el año 1931— alimentarían la división y condenarían la proclamación del 6 de octubre al fracaso.