Tal día como hoy del año 1640, hace 377 años, Francesc de Tamarit, Ramon de Guimerà y Francesc de Vilaplana, como representantes de la Generalitat de Catalunya y del Consell de Cent de Barcelona, y Bernard du Plessis-Besançon, como representante del cardenal Richelieu —ministro plenipotenciario de Luis XIII de Francia—, firmaban en Ceret (Catalunya Nord) una alianza militar que reconocía la independencia de Catalunya, constituida como una república, y la colaboración en caso de agresión militar externa. El Pacto de Ceret tuvo una importancia primordial en el desarrollo de la Guerra dels Segadors (1640-1652) que enfrentó Catalunya con la monarquía hispánica.

El Pacto de Ceret era, también, el primer acto de política exterior que llevaba a cabo el gobierno de Catalunya desde la independencia de facto producida posteriormente a los hechos del Corpus de Sangre, cuando un grupo de segadores persiguieron al virrey español conde de Santa Coloma —que huía de la revuelta— y lo despeñaron por los acantilados de Montjuïc. Después de la muerte del virrey, el personaje más odiado por todos los estamentos de la sociedad catalana, se produjo un vacío de poder que fue rápidamente ocupado por los miembros más destacados de las instituciones catalanas que, hasta poco antes, habían sido arrestados o encarcelados por orden de la justicia hispánica. Este rápido trasvase de poder estaría, también, acondicionado por la amenaza militar hispánica.

Con el Pacto de Ceret, la nueva República catalana —que no se proclamaría oficialmente hasta enero de 1641— recibía un empuje formidable a través del reconocimiento internacional que le brindaba la corona francesa, entonces la primera potencia económica y militar de Europa. Tamarit, Guimerà y Vilaplana, por un lado, y Du Plessis-Besançon i Richelieu —que lo ratificaría posteriormente—, por el otro, firmaron un acuerdo diplomático internacional que, por su naturaleza legal y política, únicamente podían firmar los estados soberanos. Catalunya se convertía en un nuevo actor en el escenario político y militar europeo y los cartógrafos de la época lo reflejarían señalando claramente los límites de la nueva república.