Tal día como hoy del año 1837, hace 180 años, el gobierno liberal español presidido por el general Espartero promulgaba la definitiva ley de abolición de los señoríos territoriales, todavía plenamente vigentes en la España de principios del siglo XIX. Aquella ley pretendía impulsar una reforma agraria -un reparto de la propiedad de la tierra- que beneficiara a la inmensa masa jornalera rural. La ley se inspiraba en la experiencia europea de reparto de la tierra. En efecto, el excedente de producción agraria que había provocado, puesto en los mercados, había impulsado la mercantilización y la industrialización de la economía.

En Catalunya, la ley de abolición de los señoríos tuvo un efecto más jurídico que práctico. Los grandes latifundios que dominaban el paisaje agrario de la mitad sur peninsular eran inexistentes en Catalunya. La Guerra de los Remensas de finales de la centuria de 1400 había tenido los efectos de una reforma agraria que se consolidaría durante los tres siglos siguientes. La mercantilización de la economía catalana en las centurias de 1500, de 1600 y de 1700 y la revolución industrial de la centuria de 1800 eran la consecuencia de un proceso que tenía su origen en la aparición de una clase campesina propietaria, relativamente rica y muy numerosa, que tenía el dominio del aparato agrario del país.

En Catalunya, la ley significó el fin de los derechos tributarios que conservaban familias nobiliarias y congregaciones religiosas sobre los rendimientos de fincas que, siglos atrás, habían vendido a los campesinos, con la reserva del cobro de una parte de la cosecha. Pero en la mitad sur peninsular, la ley de Espartero no sirvió para que la propiedad de la tierra cambiara de manos. Los latifundistas perdieron los privilegios señoriales, como el que impedía que sus propiedades fueran embargadas por incumplimiento de deudas; sin embargo, como eran los únicos que tenían disposición económica, consiguieron comprar de nuevo a precios muy bajos y actualizar y perpetuar el dominio sobre la tierra.

 

Imagen principal: Mapa de la distribución de la propiedad de la tierra en España en el siglo XIX / Fuente: Xtec