Tal día como hoy del año 2016, hace 1 año, moría en Barcelona Muriel Casals i Couturier, diputada al Parlament de Catalunya y presidenta de la comisión de estudio del Procés Constituent. Muriel Casals, que procedía del mundo académico y cultural, era una de las figuras intelectuales más reconocidas del país. Muriel Casals había nacido en Avignon (Provenza, Francia) el año 1945, cuando Francia ya estaba liberada de la dominación nazi. Era hija de Lluís Casals -abogado y escritor de Sabadell- exiliado a Francia, que había combatido con el ejército republicano y después con la Resistencia francesa, y de Augusta Couturier, maestra originaria de Saint Étienne (Auvernia, Francia).

Y era nieta de Gabriel Casals -abogado originario de Seròs (Segrià)- que había sido un destacado promotor de la cultura catalana en Sabadell. Muriel Casals creció en Sabadell -en plena dictadura franquista- en un ambiente familiar culto, sensibilizado y comprometido con la recuperación social, cultural y nacional de Catalunya. Era profesora emérita de Historia Económica de la Universitat Autònoma de Barcelona, especialmente interesada en el estudio y divulgación de los procesos de reconversión industrial y las situaciones trágicas que generaban en la sociedad. Un hecho que relata con fidelidad el elevado grado de compromiso personal y académico con las clases más desfavorecidas.

Muriel Casals, desde su responsabilidad de presidenta de Òmnium Cultural, se convirtió en una de las figuras más destacadas de la revolución de las sonrisas, la clave de bóveda que explica la naturaleza cívica, democrática y festiva del procés. Contribuyó decisivamente a transformar la ideología del català emprenyat en un movimiento incluyente y positivista que avistaba un futuro en libertad. Muriel Casals estaba en las antípodas de las mujeres con responsabilidad de gobierno que tienen una arquitectura mental masculina y depredadora. Desde su fragilidad mostraba y transmitía una fuerza netamente femenina. La fuerza de la gestación de la vida. La fuerza de las mujeres que desde su fragilidad y con su convicción hacen rodar el mundo.