Tal día como hoy del año 1521, hace 496 años, era ejecutado Vicent Peris, líder de la revolución de las Germanies valencianas, un gran movimiento social y político que estalló en el contexto de las crisis sistémicas que sacudían Europa, y que señalaban el final de una época y el inicio de otra. Las Germanies valencianas -y las mallorquinas- fueron una explosión de descontento contra un sistema decrépito e inservible y contra unos gobernantes incompetentes y antisociales, en la medida en que lo habían sido también las revoluciones de las jacqueries occitanas, los irmandinhos gallegos, los remences catalanes, los ciompi toscanos o los comuneros castellanos.

Dos años antes la plenitud social y económica valenciana parecía haber tocado a su fin. València -con 100.000 habitantes- era la ciudad más poblada y más rica de los Estados catalano-aragoneses. Hacía un siglo que había desplazado a Barcelona como capital económica y cultural de la Corona de Aragón, y competía con las grandes urbes del sur de Europa por el liderazgo en el Mediterráneo. En aquel contexto las oligarquías dominantes rompieron las reglas de juego que habían impulsado y encaramado la sociedad y la economía valencianas. Se produjo una progresiva marginación política de las clases populares representadas en las instituciones por el artesanado urbano.

Valčncia. Finales Edad Media

La ciudad de València a finales de la Edad Media

Pero la chispa que provocó la revolución fue el ataque de las oligarquías a los gremios. Los grandes mercaderes desviaron la fabricación hacia entornos no profesionales con el propósito de abaratar los costes e incrementar las ganancias. Se produjo un colapso que reventó los salarios y desprestigió los oficios. Artesanos y pequeños comerciantes se aliaron para revertir la situación, y propusieron la creación de una República siguiendo al modelo de los pequeños Estados de la península italiana. Poco después la revolución tomaría forma y los agermanats derrotarían militarmente la alianza de fuerzas formada por las oligarquías valencianas y la corona hispánica.

Pronto, sin embargo, surgieron las primeras desavenencias en el partido agermanat. Peris, que había sido uno de los dirigentes de la revolución desde el inicio, alcanzó el liderazgo cuando la facción denominada radical -que representaba a las bases- se hizo con el control del movimiento. Los moderados reaccionaron buscando, al margen de los líderes, un fin negociado del conflicto. Y Peris, en un intento desesperado por cohesionar de nuevo el movimiento, se introdujo clandestinamente en València. Detenido y encarcelado, el 3 de marzo de 1521 era ejecutado y la revolución agermanada entraba en una pendiente de crisis que la conduciría a una derrota que segaba, repentinamente, la etapa histórica de la plenitud valenciana.