Tal día como hoy, hace 66 años, moría en Madrid en el más absoluto anonimato Carles Padrós i Rubió -nacido en la antigua vila de Sarrià en 1870- y que junto con su hermano Joan (1869-1932) fundaron el Madrid Foot-ball Club (1902), la entidad que 18 años más tarde se pasaría a llamar Real Madrid Club de Fútbol. Carles y Joan eran hijos de unos comerciantes textiles barceloneses originarios de Vilafranca (Alt Penedès) que en 1862 ampliaron su negocio abriendo tienda en Madrid. En la esquina de las calles Alcalá y Cedaceros (cerca de La Cibeles) emplazaron "Al Capricho", que regentarían con éxito Carles y Joan y que sería la primera sede social del club blanco.

En Madrid Carles cultivó la amistad de importantes personajes de la alta sociedad que lo condujeron a la política. Situado ideológicamente en posicionamientos progresistas, fue diputado -por la circunscripción electoral de Mataró- del Partido Liberal, que ganó las elecciones de 1910 con mayoría absoluta. Canalejas -su líder- planteaba una profunda regeneración del Estado -acabar con el caciquismo político y económico- y dar respuesta al "problema catalán" negociando con Prat de la Riba la creación de la Mancomunitat. Después de la Guerra Civil del 36 fue depurado. Su muerte y funeral fueron espantosamente silenciados por la prensa y la sociedad de la época.

El panteón donde descansan los restos de Carles Padrós en el cementerio de San Justo de Madrid

Los restos de Carles Padrós descansan en un panteón del cementerio madrileño de San Justo en un estado de abandono y de olvido absolutos. Una circunstancia particularmente extraña y al mismo tiempo manifiestamente reveladora que explica la tradición socio-ideológica del club. A medida de que el Real Madrid se dimensionaba, la figura de Carles Padrós se diluía, ahogada por una cultura de club que negaba los valores que había defendido Padrós. El Real Madrid -elevado a la categoría de tótem de la españolidad eterna y atávica- se autoafirmaba mientras ocultaba su figura y negaba la memoria del catalán y progresista Carles Padrós. Lo que Freud definió como "matar al padre".