Tal día como hoy del año 1018, hace 999 años, Berenguer Ramon I heredaba los condados independientes de Barcelona, Girona y Osona. Durante su mandato, que se alargaría hasta 1035, estuvo asociado al gobierno con su madre, Ermesenda de Carcasona, que había ejercido la regencia en su minoría de edad, y que lo sucedería a su muerte. También durante su mandato se produjo la explosión de un fenómeno de alcance europeo larvado durante siglos: el feudalismo, la crisis del poder real -en este caso condal- que cedió importantes parcelas de poder a la nobleza militar.

El feudalismo rompía con la idea tradicional del Rey como autoridad suprema de la tribu-nación. La figura del Rey-caudillo -que en el caso catalán era fruto de la tradición romana y visigótica- dejaba paso a la del Rey-coordinador. Durante los siglos precedentes la nobleza militar, el estamento situado -económicamente y políticamente- por debajo del Rey, había progresado notablemente. Al alba del año 1000, el reino de Francia vivía sumido en una guerra de bandos nobiliarios con ejércitos propios que disputaban la autoridad al Rey y le marcaban la agenda política. En los condados catalanes se produjo un contagio a escala del conflicto francés que Berenguer Ramon I no consiguió evitar.

Las poderosas estirpes nobiliarias catalanas -los Montcada, los Entença, los Urgell, los Cabrera, los Cardona, los Pallars y una larga nómina de barones subordinados a sus respectivos señores-, se convertirían en los actores principales del proceso de consolidación -político y territorial- del país, y se convertirían protagonistas de la historia medieval catalana. Los Berenguer, en su calidad de condes de Barcelona, tenían reconocido un prestigio y una autoridad moral que tenían que utilizar para coordinar los intereses particulares de aquellas estirpes y los intereses generales del país. Con un agudo sentido del equilibrio que obligaba a negociar todos y cada uno de los proyectos importantes del país.

Berenguer Ramon I hereda unos condados en plena transformación. Empresa militar negociada conquista de Valencia

La conquista de València

Con el transcurso del tiempo, este sistema -aunque inicialmente no lo contemplaba- abrió las puertas a la participación política de los otros estamentos de la sociedad. Los condes de Barcelona, necesitados de tener aliados que inclinaran la balanza a su favor, facilitaron el acceso a las instituciones de los representantes de las villas y de las ciudades que dependían directamente del conde -más de 40 a finales de la centuria de 1400 que sumaban los 2/3 de la población del país. Estos representantes procedían de la burguesía mercantil y del artesanado urbano, los grandes aliados de la casa condal barcelonesa durante los siglos de plenitud de la expansión peninsular y mediterránea.