Tal día como hoy del año 1296, hace 721 años, los ejércitos del conde-rey catalano-aragonés Jaime II conquistaban la ciudad de Alacant y la incorporaban definitivamente al reino de València. En aquellos días Alacant era terreno de nadie -de frontera-, una especie de cuña entre los dominios consolidados de la Corona de Aragón al norte de la línea Biar-Busot-la Vila Joiosa, y de la Corona de Castilla al sur del río Segura. El territorio estaba ocupado precariamente por huestes militares de las dos coronas que intentaban organizar el territorio, más interesadas en sus beneficios particulares y sus privilegios de clase que en consolidar el dominio a favor de sus respectivos monarcas.

Alacant, sin embargo, correspondía a la zona de expansión de la corona castellano-leonesa. En 1244 (medio siglo antes) el rey Jaime I -el abuelo de Jaime II- y el rey castellano Alfonso X habían firmado el Tratado de Almirra que delimitaba la zona de expansión territorial de las dos coronas. En Almirra se decidió que la Vila Joiosa, Xixona, Tibi, Petrer y Biar serían los límites de los dominios de Jaime I, y que Alacant, Elx, Elda y Guardamar quedaban para los dominios del rey castellano. Este límite se correspondía -en gran medida- a la antigua -y prestigosa- línea divisoria entre las que habían sido históricamente provincias -y diócesis- romanas y visigóticas de la Tarraconense y la Cartaginense.

Posteriormente, pocos años después del Tratado de Almirra, se produjo una gran revuelta morisca en los dominios castellanos de Murcia. Alfonso de Castilla, casado con Violante de Aragón -hija de Jaime I y tía de Jaime II-, debilitado por problemas internos, pidió ayuda a su suegro. Jaime I se implicó como si fuera un dominio propio. Estableció 10.000 nuevos colonos -básicamente catalanes- en el valle del Segura, que trajeron su lengua y su cultura. La propiedad cambió de manos y pasó a las élites catalano-aragonesas. Este hecho, posteriormente, impulsaría a Jaime II a desplazar la frontera hasta a la vista del Mar Menor. De esta forma Alacant quedaba definitivamente incorporado al edificio nacional valenciano.