Tal día como hoy del año 1462, hace 555 años, las autoridades barcelonesas desactivaban el complot de San Matias, una alianza secreta entre la corona y los gremios de los negocios, de las artes y de los oficios, para desplazar del poder a la oligarquía aristocrática que gobernaba la ciudad. El año 1462 Catalunya estaba sumida en una profunda crisis social y económica y Barcelona había perdido su papel protagonista -en el conjunto de los Estados de Aragón- en beneficio de València y de Nápoles. En este contexto, el pequeño campesinado reivindicaba el derecho a poseer la tierra que trabajaba, y el artesanado urbano y la burguesía mercantil reclamaban el derecho a acceder a las instituciones de gobierno de la ciudad y del país.

Lisa y llanamente, la liquidación del régimen feudal que había dominado Europa durante 500 años. En este escenario de cambios, los Reyes también tenían un interés: erosionar a la nobleza y conseguir el monopolio del poder político, la primera piedra de la "razón de Estado". La pinza que la corona y los estamentos populares practicaban sobre la clase nobiliaria provocaba fuertes tensiones que en Barcelona se vivían en forma de conflictos. El año 1462, después de 9 años de gobierno del partido de la Busca (el artesanado y el comercio) impuesto por el rey Juan II, se produjo una fuerte involución protagonizada por el partido de la Viga (la alta burguesía y la nobleza) que había recuperado el poder.

Barcelona, a principios del siglo XVI

La destrucción de los avances sociales y económicos "buscaires" fue la razón para impulsar un complot en el que participaban la Reina y 5 destacados miembros de la dirección del partido. El núcleo duro de la Viga fue informado por un delator, y reaccionó ordenando la detención, juicio y ejecución de la cúpula de la Busca. Una figura destacada en aquel proceso, como acusador, fue Francesc Colom, que algunas fuentes apuntan que sería un tío de Cristóbal Colón. La reacción de la Viga, en un ambiente muy caldeado, encendió la chispa de la revolución. Se iniciaba la Guerra de los Remences, la Guerra Civil catalana que se saldaría con una victoria ajustadísima de las clases populares, pero suficiente como para impulsar la primera reforma agraria de la historia de la humanidad.