Tal día como hoy del año 1503, hace 514 años, se publicaba el real decreto de creación de la Casa de Contratación que decidía la rivalidad entre las ciudades de Valencia y de Sevilla –y entre las coronas catalano-aragonesa y castellano-leonesa– para liderar el proyecto hispánico. La Casa de Contratación era creada en Sevilla para controlar –de forma centralizada– el movimiento de navegación y la actividad comercial entre la confederación hispánica y las nuevas colonias americanas. Los países de la antigua Corona de Aragón quedaron privados de tener un canal de comercio directo. Sevilla primero, y Cádiz después, ejercieron este monopolio castellano durante, casi, tres siglos.

A principios de la centuria de 1500, Valencia era la gran capital social, económica y cultural de la Corona de Aragón. Y la capital política de facto. Rozaba los 100.000 habitantes; superaba Nápoles, triplicaba Barcelona y quintuplicaba Palma y Zaragoza. La Universidad había adquirido un gran prestigio. Las clases urbanas estaban lideradas por un artesanado preindustrial muy activo. Y sus élites dirigentes estaban repartidas entre una clase mercantil rica y culta y una aristocracia militar muy potente con extensas propiedades en el traspaís –de tierras y de moriscos que las trabajaban regimos semiesclavitud–. Un difícil equilibrio que anticipaba la Revolución de las Germanías.

Sólo Sevilla, Granada y Lisboa le hacían sombra en el ámbito peninsular. Sevilla, con 75.000 habitantes, era la gran ciudad de la corona castellano-leonesa. Sólo Granada se le aproximaba. Y triplicaba Toledo –la capital–, Medina y Burgos. Pero Sevilla no tenía una clase mercantil potente. Había un vacío que los banqueros alemanes –los que llegaron con el yerno Habsburgo de Fernando e Isabel– vieron y supieron aprovechar. La elección de Sevilla no estuvo motivada por razones estratégicas –geográficas y humanas–. En Sevilla se materializó el gran pacto entre las oligarquías latifundistas castellanas y los banqueros alemanes de los Habsburgo, que dominaría los cenáculos de poder hispánicos durante dos siglos.