Tal día como hoy del año 1713, hace 304 años, en el contexto del asedio borbónico a la ciudad de Barcelona (25 de agosto de 1713 - 11 de septiembre de 1714), se libraba la batalla del convento de Santa Madrona, que ganaron las tropas catalanas y que significó un cambio en la dirección y en la estrategia del ejército francocastellano que había ocupado el Principat de Catalunya. El ejército catalán había convertido el convento de Santa Madrona, entonces situado en el emplazamiento actual del Palau Albéniz, en un pequeño baluarte que protegía el camino de acceso al castillo de Montjuïc desde la villa de Sants. El día 10, un destacamento de 3.000 hombres que habían conseguido ganar el espacio de la Creu Coberta, en la actual plaza de Espanya, asaltaron Santa Madrona a bayoneta calada.

La artillería catalana de Montjuïc provocó una auténtica carnicería entre los asaltantes francocastellanos. Al cabo de las horas no quedaba, en Santa Madrona, prácticamente ningún efectivo del ejército borbónico, a pesar de que también es cierto que el convento quedó reducido a escombros. Aunque esta era una batalla más en el contexto de una larga guerra, la noticia provocó un descalabro en la cancillería de París. Luis XIV de Francia, valedor del Borbón hispánico, había agotado las finanzas del reino para sostener militarmente el partido de su nieto y había soportado el descrédito internacional que significaba no conseguir derrotar el ejército de un pequeño país. La derrota francocastellana de Santa Madrona, a pesar de su importancia relativa, fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de París.

Tanto el Borbón francés como su cancillería tenían una pésima opinión de los militares hispánicos. Las fuentes documentales revelan que en París eran considerados personajes anclados en una época pasada, absolutamente incapaces de llevar a buen término su misión. La ira de París se concentró en la figura del duque de Pópoli, nombrado comandante del ejército francocastellano por el Borbón hispánico, un napolitano que había hecho carrera militar con las armas de la monarquía hispánica. Pópoli fue destituido fulminantemente y sustituido por el duque de Berwick, un inglés al servicio de las armas francesas que sería nombrado directamente por Luis XIV. Un golpe de efecto para dejar claro quién mandaba realmente. Sin embargo, Berwick tardaría más de un año en vencer la resistencia catalana.

 

Imagen principal: Representación del asedio de Barcelona / Fuente: Arxiu Històric de Barcelona