Los referéndums catalán y escocés se han situado en el centro del debate político. En Catalunya y en Escocia es obvio. Los dos gobiernos tienen encima de la mesa sendos proyectos para que sus ciudadanos decidan si quieren ser un Estado independiente. En el caso del president Carles Puigdemont, su compromiso es celebrarlo antes de que finalice septiembre. La presidenta Nicola Sturgeon no ha señalado fecha, pero ha hablado del segundo semestre del próximo año y sería el segundo después de la victoria del no en septiembre de 2014. La política en ambas naciones gira alrededor de este acontecimiento y hay amplias mayorías a favor de acudir a las urnas. En definitiva, de votar.

El tema ya forma parte también de la agenda europea. Esta semana ha sido paradigmática del interés creciente que despierta en el Parlamento Europeo o en un parlamento tan importante como el de Westminster, en Londres, donde se ha constituido un grupo de trabajo de seis formaciones políticas diferentes. El primer ministro belga, Charles Michel, ha tenido que responder a una pregunta parlamentaria. Es obvio que las insólitas condenas por el 9-N han amplificado el tema en las cancillerías del mundo entero. ¿Qué está pasando en Catalunya?, se interrogaban varios diarios europeos desconcertados con la sentencia por una votación no vinculante.

Solo España, para ser más precisos, buena parte de los partidos españoles, permanecen alejados del debate. Encerrada en el no diálogo y en los tribunales como única salida. El Gobierno español ha llegado incluso a impedir al Rey cualquier acción encaminada a bendecir algo tan sencillo como sentarse y hablar sobre el tema catalán. Y de eso no hace tanto tiempo, solo unos meses. Quizás no hubiera llegado a buen puerto, pero es un ejemplo más de que la actitud es de cerrazón absoluta. Un interlocutor reciente de Mariano Rajoy, contrario a la independencia, salió de la Moncloa entre desanimado, sorprendido y desconcertado hace muy pocas fechas: "¿Cómo puede pensarse que con unos millones en el corredor mediterráneo y en rodalies anunciados en las próximas semanas, el conflicto puede reorientarse?". Esa es exactamente la situación.

El comunicado del PDeCAT de este sábado anunciando oficialmente el inicio de la campaña a favor del sí en el referéndum en el plazo de una semana va en la idea de que el Estado tome conciencia de la voluntad de llevarlo a cabo. Como cuando Esquerra anunció hace unas semanas que había reservado un millón de euros para la campaña a favor del sí. En las próximas fechas serán la ANC y Òmnium quienes hagan pública su posición. El tiempo pasa rápido y la voluntad catalana de dialogar con Madrid persistirá hasta el último momento. Pero más que nunca en lo que llevamos de legislatura, Puigdemont y Junqueras van juntos en su gran compromiso: que los catalanes puedan llegar a votar.