A veces, tan importante como lo que se dice es como se dice. El artículo conjunto que han publicado el president Puigdemont y su vicepresident Junqueras es un claro ejemplo de ello. No es habitual que president y vicepresident publiquen un texto conjunto en un medio de comunicación. Seguramente, es la primera vez que sucede en Catalunya. En ningún otro de los gobiernos de coalición anteriores hubo tampoco, seguramente, necesidad de ello. Había discrepancias con el Estado, pero no la confrontación actual con un implacable proceso de inhabilitaciones instado por parte del gobierno de Mariano Rajoy, ejecutado posteriormente por la fiscalía y resuelto por los tribunales, siempre en última instancia, sea el Constitucional o el Tribunal Supremo. Mas, Ortega, Rigau y, en breve, Homs han sido los primeros. Pero vendrán más. Y de eso, aquí en Catalunya, todo el mundo es muy consciente.

De ahí la importancia del artículo que publicará este lunes el diario El País y que ya ha sido avanzado en su edición digital. El artículo manda varios mensajes claros y contundentes a Rajoy, al PSOE y a Cs: el referéndum se va a hacer. Esta es la voluntad insobornable del Govern, que es consciente de las enormes dificultades que plantea y planteará el ejecutivo de Mariano Rajoy. Pero la voluntad es hacerlo acordadamente después de un diálogo fructífero y una negociación. Todo el mundo sabe que el Gobierno español no quiere sentarse a negociar nada, pero en el expediente catalán, cara a Europa y a una parte de la sociedad española que quiere que se negocie, el gesto no es baladí. Mano abierta, aunque no sea recogida desde el otro lado. Y, por en medio del texto, este ataque directo: "Tal vez alguien nos considere ilusos; es mejor ser iluso que irresponsable, es mejor esforzarse para hallar soluciones, que optar por no desgastarse y hacer del quietismo virtud."

Pero si Rajoy persiste en su voluntad de no acordar nada, el Govern entiende que tiene la obligación de no dejar tirados al 80% de los ciudadanos que quieren ser consultados para decidir el futuro de Catalunya. Hubo una vez un editorial conjunto de una parte muy significativa de la prensa catalana que advirtió al Estado del enorme error que suponía que el Tribunal Constitucional arrasara el Estatut d'Autonomia. La inacción del gobierno Zapatero, la presión e imprudencia del PP y la frivolidad de un grupo de magistrados del TC, de los que quedará para la historia su imagen en la plaza de toros de la Maestranza de Sevilla, en plena recta final de la sentencia del Estatut, desencadenaron el actual tsunami político.

Este artículo no tiene un objetivo muy diferente y llama al Gobierno español a negociar. En el 2010 el Estado tomó el camino equivocado. Han tenido que pasar casi siete años para que hoy todo el mundo -excepto la derecha extrema- comparta este análisis. Hoy España vuelve a estar en una nueva encrucijada histórica. Y todo apunta a que va a volverse a equivocar.