Con muy pocas horas de diferencia y en medios de comunicación diferentes dos reputados y activos intelectuales unionistas –Francesc de Carreras y José Antonio Zarzalejos– han abordado cuál debería ser la respuesta del Estado español ante la convocatoria/celebración del referéndum de autodeterminación de Catalunya. El primero, con aparente cierta inquietud, y el segundo, con pesimismo, vienen a concluir que el horizonte de lo que denominan medidas coercitivas del Estado es el más probable, sin descartar De Carreras que se pueda activar el estado de sitio "si peligra la integración territorial [española]", tal como prevé la Constitución".

Considero oportuno traer a colación estos análisis porque son mucho más reales que las continuas declaraciones que se realizan desde el Gobierno de Mariano Rajoy o los partidos que le dan apoyo, PP, PSOE y C's. También es relevante una cierta idea que se desprende de lo que sería la Operación Diálogo: evitar que la Generalitat y todos sus organismos –desde el Govern hasta al Parlament– se comporten de hecho de modo soberano ya que, si así fuera, la aplicación de medidas coercitivas podrían deslegitimar al Estado español. Sobre todo, en el exterior.

La convocatoria de la cumbre del referéndum para el próximo día 23 en el Parlament quizás no haya tenido el efecto balsámico que muchos intuían en las filas soberanistas –siempre pendientes del último tuit o de la última declaración, muchas veces interesadamente mal titulada–, pero sí que ha reabierto el debate entre los unionistas sobre cómo atajar el movimiento independentista. Y eso, hacía tiempo que no pasaba ni en Barcelona ni en Madrid. Quizás porque en Catalunya siempre se duda de la fuerza real del independentismo mientras que en Madrid siempre son conscientes de su fortaleza. Que sea más o menos real parece no importar a nadie.