Solo en un momento en que la clase política es tan mediocre, la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, que ha hecho del anticatalanismo santo y seña de su actuación, puede venir a Barcelona a pedir apoyo para su candidatura a la secretaria general del PSOE. Y, además, tener la osadía de asegurar que tiene la fórmula mágica para la solución al contencioso entre Catalunya y España: diálogo, negociación y pacto. ¿Diálogo, con quién?; ¿negociación, con quién?; y ¿pacto, con quién?. La política andaluza, que se reunió en Barcelona con militantes socialistas cercanos a su candidatura, aseguró que iba a ser parte activa en la solución del conflicto.

A la espera de que sus dos adversarios, Patxi López y Pedro Sánchez, ofrezcan su fórmula política para Catalunya y en un momento en que los dirigentes socialistas parecen tener pocas dudas respecto a la victoria de la dirigente andaluza, vale la pena resaltar el importante déficit de la política española que o bien es declarativa o si no es judicial. Donde no llega una, llega la otra. Todo, menos hacer política: diálogo, negociación y pacto. Se atribuye al primer secretario del PSC, Miquel Iceta, a una distancia sideral del nivel político de Susana Díaz, la siguiente explicación a uno de sus colaboradores sobre cómo debían llevarse a cabo los pactos poselectorales tras el pobre resultado de las pasadas municipales: "Yo ya se lo he dicho [a los del PSC]: donde haya una silla, sentaos". En un momento en que el PSC dejó de ser hegemónico en muchos consistorios y pasó a ser partido bisagra no había otra que abrirse a pactos lo más poliédricos posibles.

El PSOE tiene un enorme problema de pérdida de liderazgo en la izquierda, de desconexión con los sectores emergentes de la sociedad y de falta de discurso. Por ello su espacio se ha ido reduciendo y ha surgido Podemos. Se ha impuesto así la via más jacobina del partido, olvidando que será imposible que gobiernen España disputando el último lugar al Partido Popular en Catalunya y el País Vasco. Si no invierten esta situación habrá Partido Popular en el Gobierno español durante muchos años. Es así de sencillo y si no solo hace falta repasar los resultados electorales desde 1977. El problema es como se reconvierte a una líder que ha hecho de la demagogia y el anticatalanismo su casi único discurso durante los últimos años. Y que ha manifestado que las reivindicaciones catalanas pretenden fundamentalmente drenar los ahorros de los andaluces.