Dicen los que saben de los bajos fondos del Estado español que los comisarios Marcelino Martín Blas y José Manuel Villarejo han tenido bajo su radar y durante varias décadas muchos de los asuntos más delicados de la Policía. Aquellos que por el carácter secreto de las personas afectadas a veces se publicaban y muchas otras servían como material peligroso que era utilizado por las cloacas del Estado. Martín Blas ha estado este martes en el Parlament en el marco de la comisión de investigación sobre la denominada Operación Catalunya y aunque uno, a estas alturas, es muy escéptico respecto a lo que se afirma y lo que se niega, sí que llaman la atención algunas de las afirmaciones contundentes de este comisario jubilado.

Primero: no todo lo que se publica como informes policiales son en realidad informes policiales. O sea, que hay mucho gato por liebre. Eso ya lo sabíamos. Pero ahora, además, sabemos que, por utilizar sus mismas palabras, alguien pone "sal" y "pimienta" para que tengan más impacto mediático. Así se pueden dinamitar campañas electorales, como la de las elecciones catalanas de 2012, con informes falsos como el de las cuentas en el extranjero de Artur Mas. Y hemos de esperar cinco años para que una persona como Martín Blas diga que él hubiera detenido a la persona que realizó el informe falso. Está muy bien que se sincere en el Parlament o que haga lo que le venga en gana. Pero el daño ya está hecho y no solo nadie del Gobierno español se ha disculpado sino que muchos ciudadanos tampoco se deben creer que sea verdad. Algo debe haber cuando se ha publicado; los poderosos, ya se sabe, deben pensar muchos.

Lo cierto es que uno puede imaginarse una carpeta policial en algún sótano donde se guardan los secretos más vigilados con este expediente y una hoja al lado con el sello: "Caso no resuelto. Archivado". Debe ser lo más cómodo para todos, porque el daño ya se ha hecho y el objetivo político se ha conseguido. No hay ningún detenido, claro está. Ni ningún interés policial en seguir el caso. Lo cierto es que en un país en que las comisiones de investigación sirven para bastante poco, entre otras cosas porque la capacidad para llegar al final de las investigaciones está bastante limitada, esta no será una excepción. No sabremos toda la dimensión de la Operación Catalunya. Pero con lo que van explicando unos y otros tendremos suficiente para desear que por higiene democrática nunca más se vuelva a repetir.